El ADN de nuestros antepasados podría explicar por qué algunos alcanzan los 100 años

Un estudio genético en Italia reveló que los centenarios comparten una mayor herencia de antiguos cazadores-recolectores europeos. Ese ADN ancestral, forjado en condiciones extremas, podría ser una de las claves biológicas de la longevidad.

Longevidad ancestros
Afirman que la longevidad no depende solo del estilo de vida o el entorno, sino también de una herencia genética profundamente antigua.

Nuestros antepasados cazadores-recolectores nos legaron mucho más que el dominio del fuego o las primeras herramientas de piedra. Según una nueva investigación científica, también podrían haber transmitido uno de los secretos mejor guardados de la biología humana: la capacidad de vivir más de un siglo.

Un estudio reciente publicado en la revista GeroScience encontró que los centenarios italianos poseen una mayor proporción de ADN proveniente de los llamados Cazadores-Recolectores Occidentales (Western Hunter-Gatherers, WHG) en comparación con el resto de la población.

Este hallazgo refuerza la idea de que la longevidad no depende solo del estilo de vida o el entorno, sino también de una herencia genética profundamente antigua.

Desde hace décadas, los científicos saben que llegar a edades extremas puede explicarse por una combinación de “buenos” genes, hábitos saludables y factores ambientales. Mientras algunos estudios se han concentrado en genes individuales asociados a una vida más larga, otros comenzaron a mirar más atrás en el tiempo, hacia el ADN ancestral que compone a las poblaciones modernas.

Italia, un laboratorio natural de la longevidad

Italia es uno de los países con mayor concentración de personas que superan los 100 años. Para comprender mejor las razones de esta notable longevidad, un equipo internacional de investigadores analizó el genoma de 333 centenarios y lo comparó con el de 690 adultos sanos de alrededor de 50 años.

Los científicos cruzaron estos datos con 103 genomas antiguos, representativos de los cuatro grandes grupos que conforman el acervo genético de la población italiana actual. Estos grupos son: los Cazadores-Recolectores Occidentales, los agricultores neolíticos de Anatolia, pueblos nómadas de la Edad del Bronce y antiguas poblaciones provenientes de las regiones de Irán y el Cáucaso.

El resultado fue claro: las personas que alcanzaron los 100 años presentaban, en promedio, una mayor proporción de ADN de los cazadores-recolectores europeos. Si bien todos los participantes tenían una mezcla genética de los cuatro grupos, solo el componente WHG mostró una asociación directa con la longevidad.

Más ADN ancestral, más chances de cumplir 100

El impacto de esta herencia genética fue notable. Según el estudio, por cada pequeño aumento en la proporción de ADN de cazadores-recolectores, las probabilidades de convertirse en centenario crecían un 38%. El efecto fue aún más marcado en las mujeres: aquellas con mayor carga genética WHG tenían más del doble de posibilidades de llegar a los 100 años.

Longevidad ancestros
Italia es uno de los países con mayor concentración de personas que superan los 100 años.

Para los investigadores, estos datos sugieren que las variantes genéticas vinculadas a la longevidad ingresaron al acervo genético italiano en un pasado muy remoto. “Proponemos que los genes asociados a este rasgo pudieron haberse incorporado hace miles de años”, señalaron los autores del trabajo.

Genes forjados en la Edad de Hielo

La investigación también ofrece una hipótesis sobre cómo este ADN ancestral podría proteger al organismo. Los científicos creen que estas variantes genéticas fueron seleccionadas durante la última Edad de Hielo, cuando los humanos enfrentaban condiciones extremas, escasez de alimentos y climas hostiles.

En ese contexto, sobrevivir requería un metabolismo más eficiente y un sistema inmunológico robusto. Según el estudio, los genes WHG habrían ayudado a procesar mejor los nutrientes disponibles y a fortalecer las defensas del cuerpo frente al estrés y el envejecimiento.

Miles de años después, esa adaptación primitiva podría seguir actuando silenciosamente en algunos cuerpos modernos, ofreciendo una ventaja biológica para una vida más larga. Así, la clave de la longevidad extrema no solo estaría en el presente, sino también en un pasado que se remonta a los primeros habitantes de Europa.

Referencia de la noticia

Stefania Sarno et al, Western Hunter-Gatherer genetic ancestry contributes to human longevity in the Italian population, GeroScience (2025). DOI: 10.1007/s11357-025-02043-4