La extinción de los dinosaurios también transformó la Tierra: los bosques florecieron y los ríos se calmaron
Una investigación de la Universidad de Míchigan muestra que la desaparición de los dinosaurios no solo borró a los gigantes del planeta, sino que reconfiguró los ríos y permitió la expansión de bosques, dejando huellas imborrables en el registro geológico.

Los dinosaurios no solo dominaron la superficie terrestre durante millones de años, también fueron capaces de modelar el paisaje. Así lo revela un estudio de la Universidad de Míchigan, que sostiene que su repentina extinción provocó transformaciones drásticas en los ríos y ecosistemas, cambios que hoy pueden rastrearse en las rocas.
Hasta ahora, la diferencia entre los depósitos geológicos previos y posteriores a la extinción de los dinosaurios se atribuía a factores como el aumento del nivel del mar o procesos puramente geológicos. Sin embargo, el paleontólogo Luke Weaver y su equipo sugieren que la clave fue biológica: sin dinosaurios que arrasaran la vegetación, los bosques se expandieron rápidamente, estabilizando los sedimentos y dando origen a ríos de amplios meandros.
Dinosaurios, ingenieros del ecosistema
Weaver y sus colegas analizaron formaciones rocosas en distintas regiones del oeste de Estados Unidos, observando un cambio súbito en el paisaje tras el límite Cretácico-Paleógeno (K-Pg), hace unos 66 millones de años.
Los investigadores sostienen que los dinosaurios actuaban como “ingenieros del ecosistema”. Su enorme tamaño y hábitos alimenticios mantenían amplias áreas abiertas y cubiertas de vegetación baja. Eso provocaba que los ríos se desbordaran y recorrieran los paisajes sin grandes curvas. Cuando desaparecieron, los bosques se expandieron y estabilizaron el terreno, guiando las aguas hacia cauces más definidos y sinuosos.
Una pista en las rocas
El equipo se concentró en la Formación Fort Union, depositada después de la extinción masiva. Esta capa rocosa, compuesta por estratos de distintos colores que recuerdan a “pijamas a rayas”, fue interpretada durante años como vestigios de estanques formados por el ascenso del mar. Pero Weaver demostró que, en realidad, se trataba de depósitos de meandros fluviales.

La diferencia con las capas subyacentes era notable: allí predominaban suelos anegados y mal desarrollados, similares a los de llanuras de inundación. El hallazgo apuntaba a una transformación radical ligada a la desaparición de los dinosaurios.
La prueba decisiva apareció en un delgado estrato de arcilla rojiza en el Bighorn Basin, Wyoming. Al analizarlo, los investigadores hallaron el llamado “anomalía de iridio”, una capa rica en este elemento químico que se asocia con el impacto del asteroide en la península de Yucatán. Ese material, distribuido por todo el planeta, marcó el límite preciso entre el Cretácico y el Paleógeno.
Un mundo que cambió en un instante geológico
El estudio, publicado en Communications Earth & Environment y financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU., confirma que la Tierra puede transformarse con rapidez tras un evento catastrófico.
“Muy a menudo pensamos que es el clima o el surgimiento de montañas lo que cambia la vida y los paisajes. Rara vez consideramos que la propia vida pueda alterar el clima y la geografía”, señaló Weaver.
La investigación también se inspiró en estudios modernos sobre animales como los elefantes, que moldean su entorno derribando árboles y alterando la vegetación. “Esa fue la chispa que nos hizo pensar: si los elefantes tienen ese impacto hoy, imaginen lo que podían hacer los dinosaurios”, añadió el paleontólogo.
Una lección para el presente
Más allá del interés paleontológico, el trabajo plantea paralelos inquietantes con la actualidad. Weaver advirtió que la extinción K-Pg fue un cambio casi instantáneo a escala geológica, y que las alteraciones causadas por el ser humano podrían dejar huellas igualmente abruptas en los registros del futuro.
“Lo que está ocurriendo en nuestras vidas equivale a un abrir y cerrar de ojos en términos geológicos”, explicó. “La pérdida de biodiversidad y los cambios en el paisaje que estamos provocando podrían ser tan visibles para los científicos del futuro como lo es hoy el impacto del asteroide”.
Referencia de la noticia
Weaver, L.N., Tobin, T.S., Sprain, C.J. et al. Dinosaur extinction can explain continental facies shifts at the Cretaceous-Paleogene boundary. Commun Earth Environ 6, 712 (2025). https://doi.org/10.1038/s43247-025-02673-8