Pistachos antes de dormir: el snack que podría cambiar tu salud desde el intestino

Un nuevo estudio concluyó que comer pistachos todas las noches durante tres meses puede modificar el microbioma intestinal en personas con prediabetes. En Argentina crece el interés por este alimento que, además de rico, podría ser un aliado inesperado de la salud metabólica.

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Comer pistachos tiene amplios beneficios a la salud

Hay modas que se entienden. El pistacho, por ejemplo, dejó de ser solo el primo verde del maní para convertirse en protagonista de helados, chocolates, pastas, alfajores y hasta cafés. Pero mientras su popularidad crece en Argentina -donde su cultivo también va en aumento-, la ciencia acaba de sumar una razón de peso para tenerlo siempre a mano: comer pistachos por la noche podría mejorar el equilibrio de las bacterias intestinales, y eso, en personas con prediabetes, no es poca cosa.

Un equipo de investigación de la Universidad de Penn State, en Estados Unidos, estudió qué pasaba en el intestino de personas con prediabetes que reemplazaban su snack nocturno tradicional (pan integral o galletas, por ejemplo) por pistachos. Y lo que encontraron fue que, tras 12 semanas, el perfil bacteriano intestinal cambiaba de forma significativa.

Un intestino que se transforma con 57 gramos

Se recolectaron muestras de materia fecal de los 51 participantes para analizar el microbioma, es decir, el ecosistema de microorganismos que habita en nuestros intestinos y que influye en procesos como la digestión, la inmunidad, el estado de ánimo y el metabolismo.

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El estudio encontró que comer pistachos mejora la salud del intestino

Los participantes comieron cada noche 57 gramos de pistachos (algo así como dos puñados generosos) durante tres meses. En paralelo, también probaron una dieta estándar con snacks ricos en carbohidratos, en una segunda etapa del ensayo. La comparación entre ambos escenarios fue reveladora: quienes consumieron pistachos desarrollaron una flora intestinal más diversa y con mayor presencia de bacterias “buenas”, como las del género Roseburia y la familia Lachnospiraceae.

¿Por qué importa eso? Porque estas bacterias ayudan a producir butirato, un ácido graso de cadena corta con propiedades antiinflamatorias, que además mantiene sana la pared intestinal y mejora la absorción de nutrientes. En resumen: un intestino feliz y funcional.

Menos bacterias “molestas”, más salud metabólica

El consumo nocturno de pistachos no solo sumó bacterias aliadas, también redujo otras menos deseables. Los niveles de Blautia hidrogenotrófica -relacionada con efectos negativos en la salud renal y cardiovascular- bajaron notablemente. Lo mismo ocurrió con Eubacterium flavonifractor, una bacteria que degrada antioxidantes beneficiosos presentes, curiosamente, en el mismo pistacho.

“Estos cambios podrían tener implicancias positivas para la salud a largo plazo, como ayudar a retrasar la progresión de la diabetes tipo 2”, explicó Kristina Petersen, autora del estudio publicado en la revista Current Developments in Nutrition.

Aunque todavía no está claro si la transformación bacteriana se traduce automáticamente en beneficios clínicos, los investigadores consideran que es un paso importante para entender cómo ciertos alimentos específicos pueden modular la salud intestinal.

¿Y por qué pistachos, y por la noche?

La elección del horario no fue casual. En personas con prediabetes, es común recomendar una pequeña ingesta de carbohidratos antes de dormir para mantener estables los niveles de glucosa durante la noche y la mañana siguiente. El pistacho -rico en grasas saludables, fibra, proteínas y compuestos antioxidantes- demostró tener un efecto similar al de una tostada, pero con beneficios extra para el intestino.

Además, no eleva el azúcar en sangre de manera abrupta, lo que lo convierte en una opción interesante frente a los clásicos snacks nocturnos.

En Argentina, el pistacho también germina

Aunque el pistacho no es nativo de estas tierras, su cultivo crece en zonas cálidas y secas, con noches frías, como La Rioja, San Juan, Mendoza, La Pampa y Catamarca. Y con él, crece también el consumo: cada vez se ve más en dietéticas, cafeterías y góndolas gourmet. De ser un fruto seco exótico, pasó a formar parte de la conversación sobre alimentación saludable.

En tiempos donde la salud intestinal gana protagonismo este pequeño fruto verde parece estar a la altura del desafío.

Referencia de la noticia:

Riley, Terrence M et al. Nighttime Pistachio Consumption Alters Stool Microbiota Diversity and Taxa Abundance Compared with Education to Consume 1–2 Carbohydrate Exchanges (15–30 grams) over 12 Weeks in Adults with Prediabetes: A Secondary Analysis from a Randomized Crossover Trial. Current Developments in Nutrition.