Canadá: granizo gigante deja una marca de 200 kilómetros de extensión que se pudo observar desde el espacio
La caída de granizo extremo ha dejado una huella de casi 200 km en el suroeste de Alberta, en Canadá. Una supercelda descargó granizo del tamaño de pelotas de golf y vientos huracanados, tallando un “surco” visible desde el espacio y causando pérdidas incalculables.

Las imágenes satelitales captadas por la sonda MODIS del satélite Aqua (NASA) revelaron un rastro que corta campos y praderas como si se tratara de una cicatriz gigante. La franja de tierra dañada, de unos 200 kilómetros de largo y 15 de ancho, sorprendió incluso a los científicos acostumbrados a observar tormentas severas. La huella corresponde a un evento de granizo extremo que destruyó cosechas y dejó viviendas y vehículos con daños irreparables el pasado 20 de agosto, algo que describió Earth Observatory.
El fenómeno tuvo lugar en la región conocida como “Hailstorm Alley”, famosa por registrar algunos de los granizos más destructivos del planeta. Allí, la combinación de aire húmedo en superficie y corrientes ascendentes intensas favorece la formación de superceldas tan al norte como en Canadá. En este caso, el resultado fueron piedras de hielo que alcanzaron los 5 centímetros de diámetro y ráfagas de viento cercanas a los 120 km/h.
Las escenas posteriores fueron desoladoras. Vallas derribadas, techos perforados, ventanas rotas y animales muertos evidencian el nivel de violencia de la tormenta. Los agricultores estiman que cientos de hectáreas de cultivos quedaron reducidas a astillas. Mientras tanto, las aseguradoras calculan que los reclamos podrían superar cifras históricas para este tipo de desastres en Canadá.
Superceldas y el origen del granizo extremo
La clave de este fenómeno reside en las tormentas que desarrollan superceldas, que cuentan con corrientes ascendentes giratorias llamadas mesociclones. Estas corrientes elevan gotas de agua y núcleos de hielo repetidas veces hasta capas muy frías de la atmósfera, donde crecen en capas sucesivas. El resultado son granizos de gran tamaño que caen con enorme energía al llegar a la superficie. Tormentas de estas características son muy comunes desde el norte de la Patagonia hacia el norte en Argentina.

En Alberta, la topografía favorece este tipo de procesos. El aire húmedo que asciende desde las llanuras choca con elevaciones cercanas a las Montañas Rocosas, lo que intensifica las corrientes ascendentes. De esta manera, las tormentas pueden sostenerse durante horas y generar granizos más grandes de lo habitual. Los investigadores del Northern Hail Project de Canadá incluso escanean en 3D las piedras recolectadas para reconstruir cómo crecieron dentro de la nube.
Estudios recientes advierten que el cambio climático podría aumentar la frecuencia de granizos severos. Según proyecciones, las tormentas capaces de producir piedras de más de 4,5 centímetros de diámetro podrían incrementarse más del 25 % en las próximas décadas. La combinación de temperaturas más altas y mayor humedad en la atmósfera es un caldo de cultivo perfecto para la intensificación de este tipo de tormentas.
Impactos y advertencias para el futuro
Los daños económicos en Alberta son recurrentes. En los últimos cinco años, las tormentas americanos. Solo en un episodio de 2025, las aseguradoras reportaron daños cercanos a los 66 millones, una cifra que este nuevo evento amenaza con superar ampliamente.
Unfortunately in many fields crops were shredded by Wednesdays storm in Alberta. These corn stalks were stripped to the ground, leaving only a few inches of stems. #abstorm pic.twitter.com/hzMn3Y7Dot
— Braydon Morisseau (@BraydonMoreSo) August 22, 2025
La huella satelital de esta tormenta es más que una curiosidad científica. Es una señal clara de que la magnitud y frecuencia de los fenómenos extremos está en aumento. Regiones agrícolas, centros urbanos y sistemas eléctricos quedan cada vez más expuestos a este tipo de riesgos. La necesidad de reforzar infraestructuras resistentes y seguros agrarios se vuelve prioritaria.
Este evento debe servir como advertencia. La cicatriz visible desde el espacio es la marca de un clima que cambia y de la urgencia de fortalecer sistemas de alerta temprana. No se trata solo de imágenes impactantes, sino de un recordatorio de que el desequilibrio atmosférico puede traducirse en pérdidas humanas, económicas y ambientales de gran magnitud.