¿Catástrofe ecológica? Polémica orden de la administración Trump que podría talar 133 millones de hectáreas de bosques
En 2025, los bosques de Estados Unidos dejaron de ser intocables. Se amenaza el verde: 133 millones de hectáreas podrían perder su silencio, su sombra y su promesa de futuro.

El murmullo entre ramas de robles, pinos, secuoyas y arces rojos guarda la memoria de siglos en Norteamérica. Aproximadamente el 36.2 % de la superficie terrestre de Estados Unidos está cubierta por bosques, lo que equivale a unos 818.8 millones de acres en verde. Verde hoy en riesgo bajo la administración de Donald Trump.
En lo que va de año, múltiples iniciativas del gobierno estadounidense amenazan entre 70 y 133 millones de hectáreas de bosques federales. Reflejo de una agresiva estrategia de apertura a la tala, minería y desarrollo, que ha sido duramente criticada por expertos ambientales, judiciales y comunidades conservacionistas.
El pasado marzo se citaban las vulnerabilidades que enfrenta Estados Unidos en la cadena de suministro de madera y sus productos derivados en el mercado. ¿Solución? Se emitió una orden ejecutiva que busca aumentar la producción de madera en un 25 %, afectando hasta 113 millones de acres(~46 millones de hectáreas) de bosques nacionales. Al final, el verde no cotiza en bolsa.
A la orden se suma el proceso para derogar la regla de áreas sin carreteras, que protegía aproximadamente 59 millones de acres (~24 millones de hectáreas) de bosques federales de la tala, minería y construcción de caminos. Y como bonus, se pretende desviar recursos destinados al Fondo de Conservación de Tierras y Aguas (LWCF), originalmente destinados a adquisición de tierras protegidas.

Cada año, la ONU advierte que 10 millones de hectáreas de bosque se destruyen intencionalmente y otros 70 millones de hectáreas se ven afectados por incendios. Aun así, las cifras no parecen ser suficientes según la lógica del mercado. Y en Estados Unidos se desmontan, progresiva y deliberadamente, esfuerzos administrativos pasados por proteger sus bosques.
Contra el verde
Este 2025 se ha vuelto trágico para las políticas ambientales y climáticas en Estados Unidos. Qué triste ser testigos de cómo se ponen los intereses económicos por encima de lo que sostiene la vida y nuestro futuro. Duele cuando los números del mercado pesan más que la vida misma, y el futuro se mide en toneladas de exportación, no en hojas verdes.
La administración Trump tiene sus prioridades, y el medio ambiente no forma parte de ellas. A la orden ejecutiva del pasado marzo para aumentar la producción maderera, se sumó otra que incluye disposiciones para eludir la Ley de Especies Amenazadas de 1973, que busca proteger los hábitats de los animales en peligro.

En junio, el gobierno anunció también que rescindirá una protección ambiental en vigor desde hace 25 años, con el fin de abrir vastas áreas de bosques vírgenes a la tala de árboles. La administración derogará lo que se conoce como la "Regla sin carreteras" (Roadless Rule) de 2001, que preserva un tercio del área de los bosques nacionales.
Pues qué esperar cuando esta norma fue tildada y cito como "obstáculos absurdos a la gestión sensata de nuestros recursos naturales", por la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins. Desde que Trump, gran defensor de los combustibles fósiles y escéptico del cambio climático, volvió al poder, las autoridades federales han desmantelado la política ambiental de Estados Unidos.
Consecuencias graves en el ambiente
Absurda parece la excusa de “gestionar mejor” los recursos. Traduciendo, está decidido que los pulmones verdes del país ya no merecen crecer, sino reducirse. Y el precio de estas decisiones no se mide solo en hectáreas.
Se mide en la pérdida de entre 8 y 11 gigatoneladas de CO₂ que hoy están almacenadas en raíces, troncos y suelos. Si esos bosques caen, el carbono que tanto tardaron en guardar se liberará en el aire, lo que equivale, aproximadamente, a lo que se libera al encender todos los autos de Estados Unidos durante 7 a 10 años.
Y esto va más allá del carbono. Cada árbol talado deja un vacío donde antes había sombra, nido, agua filtrándose limpia y una cadena de vida que sostenía silenciosamente a millones de personas y especies.
La construcción de carreteras trae fragmentación, incendios y plagas. Según estudios de la Wilderness Society, los incendios son casi cuatro veces más frecuentes en áreas con caminos, comparado con zonas sin caminos. Lo que solía ser manto continuo de vida amenazan por convertirlo en un mosaico roto, vulnerable y ruidoso.
Los lobos perderán rutas de caza; las aves migratorias, estaciones de descanso; y el agua que bebemos, su filtro natural. Lo irónico es que estos mismos bosques, que podrían ser la mejor defensa del país ante el cambio climático, sean entregados a la motosierra.
Y para las comunidades locales e indígenas, el riesgo es alto. La construcción de carreteras y la tala aceleran la erosión y llenan de sedimentos los ríos que antes daban agua limpia y peces abundantes. Con la pérdida de bosque también se pierden los recursos que han sostenido su subsistencia durante generaciones —caza, pesca, recolección— y, con ellos, parte de su identidad cultural.
Además, la disputa por tierras que alguna vez fueron protegidas probablemente desate conflictos sociales. Porque lo que para unos es territorio sagrado y sustento, para otros es apenas inventario de madera y minerales para su explotación.
Referencias de la nota
Wise, A. 2025. El Día Internacional de los Bosques llega en medio de la preocupación por la amplia agenda de tala de Trump. Noticia del National Public Radio (NPR).
Agence France Presse. 2025. Trump's Government to Open Virgin Forests to The Tala. Noticias del portal Barron's.