Unos expertos de Stanford alertan: "las lluvias cada vez más intensas están asfixiando los arrozales en todo el mundo"
Expertos alertan que el aumento en las lluvias torrenciales como consecuencia del cambio climático asfixia los arrozales reduciendo las cosechas en 4.3 % anual, afectando a millones. ¿Cómo impacta esto en tu plato?

En el diluvio universal, el agua salvó al mundo del mal y lo hizo próspero... pero hoy, para los arrozales, es un verdugo silencioso. Como en una película de ciencia ficción, donde las tormentas arrasan con todo, las lluvias cada vez más intensas no traen vida, sino caos.
El arroz es un alimento global, crucial para la supervivencia y seguridad alimentaria de miles de millones de personas, especialmente en Asia. Su importancia radica en que es la principal fuente de calorías y energía para más de la mitad de la población mundial y proporciona nutrientes esenciales, contribuyendo así a la lucha contra la malnutrición.
Ahora imagina campos anegados en Asia, donde el arroz es el alimento rey. Un estudio reciente revela que estos "diluvios" –que sumergen plantas por al menos siete días– han recortado la producción global en un 4.3 % anual desde los 80, equivalentes a 18 millones de toneladas perdidas.
Países como China e India, que producen la mitad del arroz mundial, pierden hasta 15 % de sus cosechas en cuencas fluviales clave. Desde el 2000, estos eventos se han disparado por el cambio climático, con proyecciones de un 13 % más de lluvias extremas en décadas venideras.
¿Por qué las lluvias matan al arroz, si se cultiva inundado?
El arroz no es una planta acuática. Se cree que su cultivo pudo haberse originado desde hace más de 7.000 años, posicionándose en los primeros puestos como el cereal más consumido del mundo.
El arroz se cultiva bajo el agua porque actúa como protección frente a las malas hierbas, ya que el agua evita que crezcan y le roben luz, nutrientes y espacio, evitando además la propagación de plagas. Es por este motivo que, además, inundar el arrozal permite cultivar sin herbicidas.

El arroz soporta agua en sus etapas tempranas, pero cuando las lluvias extremas lo ahogan por días, se queda sin luz y sin oxígeno: las raíces se pudren, las hojas se marchitan, el viento arrastra todo y las corrientes fuertes rompen sus tallos.
Un análisis global de 1980-2015 realizado por expertos de Stanford muestra pérdidas anuales del 4.3 % en sus rindes, con China perdiendo 10 millones de toneladas al año y India 5 millones. Regiones como el Yangtze o el Mekong, donde viven millones, ven hasta un 14 % de caída en los rendimientos de este cereal.
El cambio climático acelera esto: más vapor en la atmósfera significa tormentas más furiosas. Estudios confirman que secuencias de sequía e inundación duplican las pérdidas, convirtiendo el arroz –base de la dieta para 3.500 millones de personas– en un tesoro vulnerable.
Hacia un arroz invencible
Desarrollar y adoptar variedades de arroz resistentes a inundaciones es clave: este "superarroz" puede sobrevivir sumergido hasta 14 días, reduciendo las pérdidas en un 70 % globalmente –75% en India y 12% en China–. Es como armar a los granjeros con escudos genéticos, inspirados en mitos de héroes que doman las aguas.

Pero esto no se trata solo sobre arroz, sino sobre equidad. Países con crecientes impactos por parte de los desastres y la desigualdad económica, como Nepal o Filipinas, enfrentarán cada vez mayores hambrunas si no actuamos. El clima no discrimina, pero las soluciones sí: invertir en semillas accesibles salva vidas y economías
En última instancia, este tema nos obliga a mirar nuestro consumo: menos emisiones hoy significa menos diluvios mañana. Como dice el experto Zhi Li, "debemos anticipar y preparar". El arroz no es solo comida; es supervivencia cultural. ¿Listos para sembrar un futuro con menos diluvios?
Referencia de la noticia
Zhi Li et al., Severe floods significantly reduce global rice yields. Sci. Adv. 11, eadx7799 (2025). DOI:10.1126/sciadv.adx7799