Lluvia ácida moderna: advertencia mundial sobre el ácido trifluoroacético (TFA)
Los investigadores advierten de la creciente presencia de ácido trifluoroacético (TFA) en la lluvia y en los ecosistemas de todo el mundo. Es un subproducto de compuestos industriales que puede representar un nuevo desafío ambiental aún poco comprendido.

Un nuevo componente ha sido detectado silenciosamente en la lluvia que cae alrededor del mundo: ácido trifluoroacético o TFA. Resultado de la degradación de compuestos químicos sintéticos, este ácido altamente persistente se ha encontrado en lugares inesperados, desde la nieve del Ártico hasta las aguas subterráneas europeas, e incluso en nuestros cuerpos.
Lo que hace que el TFA sea tan preocupante es su resistencia a la degradación y su creciente presencia en alimentos, bebidas, vegetación y cuerpos de agua. Científicos, agencias ambientales y universidades de todo el mundo están tratando de comprender si este diminuto ácido podría representar un riesgo importante para la salud humana y el medio ambiente.
Instituciones como el Centro Alemán del Agua (TZW), la Universidad de Toronto y la Universidad de Alberta están a la vanguardia de los estudios sobre TFA. Mientras la ONU y la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) debaten sus peligros potenciales, los laboratorios han estado identificando el rápido aumento de sus niveles en las últimas décadas. La pregunta ahora es: ¿estamos ante otro “contaminante eterno” con efectos aún desconocidos?
¿Qué es TFA y cómo se detiene en la lluvia?
El ácido trifluoroacético es un compuesto sintético utilizado principalmente en las industrias química y farmacéutica. Aunque no se libera directamente a la atmósfera a gran escala, se forma a partir de la descomposición de gases fluorados, utilizados en unidades de aire acondicionado, aerosoles y aislamientos térmicos, que se degradan en el aire y generan TFA. Una vez formado, el ácido es transportado por las nubes y precipita con la lluvia.

Este peculiar ciclo químico se intensificó después del Protocolo de Montreal, firmado en 1989, que prohibió los gases nocivos para la capa de ozono como los CFC. En respuesta, las industrias han adoptado sustitutos como el HFC-134a, que, aunque es menos agresivo para el ozono, termina generando TFA cuando se descompone. Así, al intentar resolver un problema, la humanidad puede haber iniciado otro, más silencioso pero duradero.
¿Dónde está y por qué está creciendo?
Una investigación realizada por TZW y la Universidad de York ha revelado que el TFA está presente en concentraciones cada vez mayores en una variedad de entornos. Las muestras recogidas en bosques alemanes han mostrado un aumento de diez veces en los niveles del compuesto desde la década de 1980. En Canadá, los núcleos de hielo revelaron que TFA había estado cayendo con nieve desde 1969.

Otros estudios destacan fuentes inesperadas, como medicamentos excretados, pesticidas agrícolas e incluso anestésicos utilizados en hospitales. Estos productos liberan moléculas que, al degradarse, forman TFA. El resultado es un compuesto que:
- No se descompone fácilmente en el medio ambiente;
- No se evapora con el agua, acumulándose en las plantas;
- Puede contaminar alimentos y bebidas;
- Se ha encontrado en muestras de sangre y orina humana;
- Incluso está presente en los océanos, donde se debate si parte del TFA es natural.
¿El TFA es perjudicial para la salud o el medio ambiente?
Todavía no hay consenso sobre los riesgos del TFA para los humanos. Estudios realizados por el Instituto de Investigación Scripps y universidades canadienses indican que, en grandes cantidades, los TFA pueden interferir con procesos biológicos como el metabolismo lipídico y el desarrollo embrionario en animales. Pero estas cantidades están muy por encima de los niveles encontrados en el agua potable hoy en día.
Aunque muchos científicos aún no consideran que el TFA sea un peligro inminente, la comunidad internacional está en alerta. Los reguladores de Alemania y Dinamarca ya han propuesto restricciones al uso de pesticidas y gases que provocan su formación.
La situación sirve como recordatorio de que los compuestos creados para resolver problemas (como refrigerantes o pesticidas agrícolas) pueden tener consecuencias no deseadas. El TFA puede ser pequeño, pero su creciente presencia en el planeta revela el impacto acumulativo de nuestras elecciones tecnológicas.
Referencia de la noticia
There’s a new acid in our rain — should we be worried?. 23 de julho, 2025. Lim. X.