Unos científicos de la ANU proponen debilitar huracanes con aerosoles

¿Podemos debilitar un ciclón tropical? Usar aerosoles para intervenir la ciclogénesis, ese proceso complejo y aún poco comprendido que da origen a tormentas tropicales. ¿Es posible... qué riesgos implica?

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La siembra de nubes usa aerosoles para inducir lluvia, pero su efectividad aún genera controversia científica.

Querer controlar a la naturaleza es un deseo tan antiguo como humano. Pero creo que más que controlarla, necesitamos entenderla. Entre lo que sabemos y lo que creemos saber hay un abismo de incertidumbre y complejidad. Pero... ¿y si pudiéramos influir en la atmósfera y evitar la formación de ciclones?

Cada año, entre 80 y 90 ciclones tropicales se forman sobre los océanos a nivel mundial.

Llevamos más de 150 años estudiando ciclones tropicales. Y seguimos con dudas, buscando entender mejor su formación, su movimiento e intensificación. ¿Qué condiciones hacen que un disturbio evolucione a ciclón o que un ciclón sea más intenso que otros?

Un estudio, publicado en 2024 en la revista Atmospheric Research, plantea una hipótesis interesante: ¿sería posible detener la formación de ciclones tropicales inyectándole aerosoles? Investigadores de la Universidad Nacional de Australia (ANU, por sus siglas en inglés), ponen la cuestión sobre la mesa.

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Entre el 10 y 20 % de las perturbaciones monitoreadas llegan a ser ciclones tropicales.

Hablemos de control artificial, de tormentas y de aerosoles. Mientras, dejo por aquí unas cuestiones. ¿Si lanzamos aerosoles para provocar lluvias o debilitar ciclones, que tanto lo hacemos en un entorno controlado? ¿Cuánta certeza tenemos de que funcionó o no causó otros efectos? Es que la atmósfera es, básica y poéticamente, caos organizado.

Anatomía de una tormenta

La formación de un ciclón tropical (o ciclogénesis) es un fenómeno complejo, que incluye procesos a diferentes escalas espaciales y temporales. Según este estudio, la ciclogénesis tropical es la etapa menos comprendida del ciclo de vida de un ciclón, llena de condiciones necesarias, pero no siempre suficientes.

Estudios anteriores definen ciclogénesis tropical cuando una perturbación atmosférica se fortalece y se vuelve depresión tropical. Si las condiciones lo permiten, la fase de desarrollo es cuando se transforma en tormenta tropical, y la de intensificación, si se forma un huracán

La receta para la ciclogénesis no es sencilla. Temperaturas del mar por encima de 26.5 °C —que se mantengan en los primeros 50 a 100 metros de profundidad— humedad suficiente, inestabilidad atmosférica, baja cizalladura vertical del viento, y el efecto de la fuerza de Coriolis.

Además, hay precursores como las ondas tropicales, o fenómenos como la oscilación de Madden-Julian o el ENOS que aumentan, o no, la probabilidad de que se formen. Un delicado equilibrio donde no siempre tener los ingredientes basta. ¿Lo crucial? Lo crucial es la convección (el movimiento ascendente del aire caliente y húmedo), y que sea persistente, profunda, organizada.

Pequeños, no insignificantes

Es en esa primera etapa —la ciclogénesis— donde el nuevo estudio propone intervenir. ¿Y si se inyectan aerosoles cuando la convección empieza a organizarse? ¿Basta con alterar un poco lo que ocurre dentro de las nubes para frenar un ciclón antes de que se forme del todo?

Los aerosoles son partículas finas, sólidas o líquidas, suspendidas en la atmósfera, donde suelen permanecer durante días o semanas antes de caer al suelo o ser arrastradas por la lluvia o la nieve.

Aunque los aerosoles no afectan significativamente su trayectoria, pudieran modificar la intensidad, estructura interna y distribución de lluvias de un sistema ciclónico en evolución. Pero... ¿cómo?

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Un aerosol de 1 μm, considerado “grueso” en microfísica de nubes, es 100 veces más pequeño que un cabello humano promedio.

Pues, fundamentalmente, por la interacción que existe entre aerosoles y nubes. Según el tipo, tamaño, lugar de intrusión y fase del ciclo de vida del ciclón, el efecto del aerosol varía.

De tamaños y mecanismos

El estudio plantea dos estrategias usando aerosoles de diferentes tamaños. La idea es debilitar la organización del núcleo convectivo (región donde la convección es más intensa, profunda y persistente) y así evitar que el sistema logre consolidarse.

  • Primera estrategia: inyectar aerosoles gruesos (diámetro ≥ 1 micrómetro), como el spray marino, en nubes del núcleo convectivo principal. Estos favorecerían la formación de gotas de lluvia más pesadas desde etapas tempranas (lluvia cálida), que impiden que la convección siga creciendo verticalmente.
  • Segunda estrategia: inyectar aerosoles finos/ultrafinos (diámetro < 1 micrómetro) en las nubes periféricas. Sobre estos actúan se condensa el vapor de agua para formar gotitas dentro de la nube. Fortalecen la convección en las bandas externas, que roba humedad y energía del núcleo, debilita el ciclón y aumentan las lluvias alejadas del centro.

Ambas estrategias tienen una lógica física demostrable, pero también dependen de un equilibrio muy delicado entre procesos en escalas muy pequeñas dentro de las nubes, cuyos efectos combinados aún no se entienden del todo.

De consecuencias y riesgos

Estas intervenciones en la práctica serían bastante costosas y logísticamente exigentes. Además, para los autores un reto es comprobar que la intervención en sí misma debilitó el ciclón y no causas naturales.

Y hay otros riesgos. Si se hacen intervenciones mar adentro, la mayor parte de la lluvia caería en el océano. Pero, si el ciclón está cerca de la costa, intervenir podría traer lluvias intensas en tierra y aumentar el riesgo de inundaciones.

Aún más paradójico y con doble filo. Evitar que un ciclón toque tierra o provoque lluvias puede privar de agua regiones que dependen de esas lluvias. Además, intervenir sobre un ciclón podría beneficiar a un país... y perjudicar al vecino.

Seamos conscientes de los riesgos. Y de que aún faltan respuestas a preguntas básicas: cuándo intervenir, cuánto aerosol usar, dónde aplicarlo, cuánto dura el efecto. ¿Un sistema atmosférico tan sensible responderá igual dos veces?

Así que, intervenir con aerosoles a un ciclón tropical pudiera ser efectivo algún día. Pero no perdamos de vista lo importante: previsión, sistemas de alerta temprana, adaptación y resiliencia. Esas son las herramientas para gestionar el riesgo, con un clima cambiante que traerá ciclones más intensos y erráticos.

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