Galaxia vecina que avanza hacia nosotros a 400,000 km/h: el futuro choque cósmico

La Vía Láctea y Andrómeda chocarán en 4 mil millones de años, un evento cósmico en el que se fusionarán para crear una nueva y gigantesca galaxia elíptica, cambiando la forma de nuestro cielo.

Esta ilustración muestra una etapa de la fusión prevista entre la Vía Láctea y la galaxia vecina de Andrómeda. Crédito: NASA/ ESA/ Z. Levay y R. van der Marel/ STScI, T. Hallas/ A. Mellinger.

Astrónomos de la NASA han determinado con certeza el próximo gran evento cósmico que afectará a nuestra galaxia, el Sol y el sistema solar. Se trata de la colisión titánica e inevitable entre nuestra Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda, nuestra vecina galáctica más grande.

Este espectacular encuentro se espera que ocurra dentro de cuatro mil millones de años, y la Vía Láctea está destinada a sufrir una remodelación importante durante esta colisión. Aunque este evento parece lejano, es un destino cósmico que ya está escrito en la dinámica gravitacional del Universo.

Andrómeda, también conocida como M31, se encuentra a 2.5 millones de años luz de distancia de nosotros. A pesar de esta vasta distancia, está cayendo inexorablemente hacia la Vía Láctea, impulsada por la atracción mutua de la gravedad entre ambas galaxias y la materia oscura invisible que las envuelve.

Andrómeda se acerca a una velocidad sorprendente, moviéndose hacia nosotros a más de 400,000 kilómetros por hora. Una velocidad tan rápida que si una nave la alcanzara, podría viajar de la Tierra a la Luna en tan sólo una hora.

Esta ilustración muestra las trayectorias de colisión de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y la galaxia de Andrómeda. Crédito: NASA/ ESA/ A. Feild y R. van der Marel, STScI.

Durante casi un siglo, se especuló sobre el destino final de Andrómeda y la Vía Láctea. La gran pregunta entre los científicos era si el encuentro en el futuro lejano sería un roce, un fallo, o un impacto frontal total y hoy, los hallazgos son estadísticamente consistentes con una colisión directa.

El Hubble confirma la trayectoria

La clave para resolver este misterio cósmico llegó gracias al Telescopio Espacial Hubble. El equipo, liderado por Roeland van der Marel, realizó mediciones meticulosas, enfocándose en el movimiento lateral, o tangencial, de M31, algo que antes era imposible de medir con precisión.

Las observaciones ultra precisas se lograron observando regiones selectas de la galaxia repetidamente durante un periodo de cinco a siete años. Las misiones de servicio al Hubble proporcionaron las cámaras necesarias para estas mediciones críticas.

El escenario más probable, según las simulaciones derivadas de los datos obtenidos, es un choque frontal. Los científicos comparan la aproximación de Andrómeda con la larga espera de un bateador de béisbol observando una bola rápida acercándose, sólo que a escala cósmica.

Aunque Andrómeda se está acercando dos mil veces más rápido que una bola rápida, el impacto tardará cuatro mil millones de años. Después del choque, se necesitarán otros dos mil millones de años adicionales para que las galaxias interactuantes se fusionen completamente bajo la fuerza de la gravedad.

Consecuencias en el Sistema Solar

Aunque las galaxias se embestirán mutuamente, no debemos temer una destrucción total a nivel estelar. Las estrellas dentro de cada galaxia están separadas por distancias tan vastas que no chocarán físicamente entre sí durante el encuentro galáctico.

Sin embargo, la estructura galáctica de la Vía Láctea cambiará drásticamente. Las estrellas serán lanzadas a órbitas completamente nuevas alrededor del flamante centro galáctico. La Vía Láctea perderá su forma aplanada que tiene hoy con la mayoría de sus estrellas en órbitas casi circulares.

Secuencia de colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda. Crédito: NASA; ESA; Z. Levay and R. van der Marel, STScI; T. Hallas, and A. Mellinger.

Las simulaciones indican que lo más probable es que nuestro Sol y el sistema solar sean arrojados a una nueva región de la galaxia, mucho más lejos del núcleo galáctico de lo que estamos situados actualmente. Afortunadamente, nuestro planeta y el sistema solar no corren peligro inminente de ser destruidos.

Para complicar un poco más este evento cósmico, la galaxia Triangulum (M33), la pequeña compañera de M31, también podría participar. M33 se unirá a la colisión y, quizás más tarde, se fusione con la pareja Vía Láctea/Andrómeda. Incluso existe una pequeña posibilidad de que Triangulum golpee a la Vía Láctea primero.

Un nuevo hogar galáctico: Milkómeda

Una vez que los núcleos galácticos de Andrómeda y la Vía Láctea se fusionen, el resultado final será una galaxia elíptica singular y enorme, similar a las que se observan comúnmente en nuestro universo local. Los sistemas estelares se asentarán en órbitas aleatorias y juntas crearán esta nueva y gigantesca morfología elíptica.

En 3.75 mil millones de años, Andrómeda ya llenará nuestro campo de visión nocturno, y su inmensa fuerza de marea comenzará a distorsionar visiblemente a la Vía Láctea. Un poco después, en 3.85 mil millones de años, el cielo nocturno se encenderá con una intensa y caótica formación de nuevas estrellas.

En 5.1 mil millones de años, los dos núcleos de ambas galaxias aparecerán como un par de lóbulos brillantes dominando la noche. Finalmente, en siete mil millones de años, la galaxia fusionada dominará completamente nuestro cielo nocturno, luciendo como una enorme galaxia elíptica.

A pesar de que el universo conocido está en expansión y aceleración, las colisiones galácticas cercanas siguen ocurriendo en el vecindario cósmico, lo cual sucede porque están ligadas por la materia oscura que las rodea. Este evento nos recuerda la dinámica e impresionante puesta en escena cósmica de la que no sólo somos espectadores, sino bailarines "estelares".