Día Mundial de las Tortugas Marinas: todo lo que tenés que saber sobre las especies en máximo peligro de extinción
El futuro de las tortugas marinas pende de un hilo. El “Día Mundial de las Tortugas Marinas” no es solo un día para la toma de conciencia, sino una llamada a la responsabilidad compartida para garantizar que estas criaturas majestuosas y milenarias sigan nadando en nuestros océanos.

Se conmemora el Día Mundial de las Tortugas Marinas, para concienciar sobre las múltiples amenazas letales que sufren estos animales milenarios. En este informe te vamos a contar sobre sus rutas migratorias, alimentación, reproducción, comportamiento, y sobre cómo (por distintos motivos) los seres humanos somos su mayor amenaza.
Se eligió el 16 de junio como el Día Mundial de las Tortugas Marinas, porque es el día de nacimiento del Dr. Archie Carr, conocido como el "padre de la biología de las tortugas marinas", quien dedicó toda su carrera a la investigación y conservación de estos seres vivos, que se encuentran entre las criaturas más antiguas de la Tierra, habiendo permanecido inalteradas durante 110 millones de años.
Existen muchas otras amenazas para las tortugas marinas, por ejemplo: la invasión de las playas de anidación por parte de urbanizaciones costeras, los contaminantes marinos, los ahogamientos accidentales durante la pesca y el comercio internacional de carne de tortuga.
Un linaje muy antiguo: tipos de tortugas marinas
De las más de 350 especies de tortugas que existen en el mundo, siete son exclusivamente marinas y han adaptado su vida completamente al océano, a excepción de las hembras que regresan a tierra para anidar. Se estimó que en el año 2021 el número de tortugas rondaba los 6.5 millones.
Las siete especies de tortugas marinas son:
- Tortuga Verde, chelonia mydas, llamada así por el color de su grasa, no de su caparazón. Es predominantemente herbívora en su etapa adulta, alimentándose de algas y pastos marinos. Los juveniles pueden ser omnívoros. Las poblaciones de tortugas verdes disminuyeron de 91 millones a 30 mil durante el siglo XVII.
- Tortuga Boba, caretta caretta, reconocible por su cabeza grande y robusta, es carnívora, una depredadora voraz de moluscos y crustáceos, se alimenta de cangrejos, langostas, almejas y caracoles marinos. La población de tortugas bobas en el Pacífico Norte disminuyó aproximadamente un 80% en 10 años.
- Tortuga Carey, eretmochelys imbricata, su caparazón con patrones intrincados la hizo víctima de la caza para la industria de la joyería. Se alimenta principalmente de esponjas marinas, las cuales son tóxicas para la mayoría de otros animales. Durante el siglo XVII, la población de tortugas carey disminuyó de 11 millones a menos de 30 mil.
- Tortuga Laúd, dermochelys coriacea, la más grande de todas las tortugas marinas y la única sin un caparazón óseo duro, predominantemente gelatinosa con piel coriácea. Es una gran migradora y se alimenta principalmente de medusas y salpas. La buena noticia para esta especie, es que, gracias a los esfuerzos conservadores de los últimos años, los nidos de tortuga laúd aumentaron de 27 en 1989 a 641 nidos (en 2014).
- Tortuga Olivácea, lepidochelys olivacea, conocida por sus "arribadas" o anidaciones masivas, es una de las especies más pequeñas y abundantes, aunque aún vulnerable. Su dieta es variada, incluyendo crustáceos, moluscos y algas.
- Tortuga Bastarda, lepidochelys kempii, la más rara y en mayor peligro de extinción, también participa en arribadas, pero en menor escala que la olivácea. Su dieta es similar a la boba, ambas son omnívoras, con una dieta que incluye crustáceos, moluscos, peces pequeños y algas.
- Tortuga Plana, natator depressus, exclusiva de las aguas costeras de Australia y Papúa Nueva Guinea. Su caparazón es notablemente más plano que el de otras especies. Es omnívora, se alimenta de algas, pepinos de mar, medusas y otros invertebrados.
Dónde habitan las tortugas marinas
Las tortugas marinas se distribuyen globalmente en casi todos los océanos, desde aguas templadas hasta tropicales, utilizando una variedad de hábitats marinos durante sus diferentes etapas de vida.
Las llamadas “zonas de alimentación” varían desde praderas marinas y arrecifes de coral hasta aguas abiertas y estuarios, dependiendo de la especie y su dieta. Por ejemplo, la tortuga verde frecuenta praderas marinas, mientras que la tortuga laúd se aventura en aguas pelágicas profundas en busca de medusas.

En cuanto a sus rutas migratorias, realizan migraciones épicas de miles de kilómetros entre sus zonas de alimentación y sus playas de anidación. Estas rutas son cruciales para su ciclo de vida y a menudo atraviesan aguas internacionales, lo que complica su conservación.
Es sorprendente la naturaleza al descubrir que, las hembras regresan fielmente a las mismas playas donde nacieron para depositar sus huevos. Estas playas de anidación suelen ser arenosas, con fácil acceso desde el mar y poca perturbación humana.
Una larga vida en el mar
El tiempo de vida de las tortugas marinas es considerable, aunque varía según la especie y está influenciado por factores ambientales y amenazas. Se estima que la mayoría de las especies pueden vivir entre 50 y 80 años en la naturaleza, y algunas, como la tortuga verde, pueden superar los 100 años. Sin embargo, estas estimaciones son difíciles de verificar debido a la dificultad de rastrear individuos durante décadas. Alcanzan la madurez sexual entre los 10 y 30 años, momento en el que pueden comenzar a reproducirse.
El comportamiento natural de las tortugas marinas perturbado por el hombre
Durante el verano, las tortugas siguen un antiguo ritual reproductivo: la hembra abandona el mar y se arrastra hasta la orilla para cavar un nido en la arena. La tortuga hembra usa sus aletas traseras para excavar el nido y luego pone unos 100 huevos. Tras la puesta, los cubre y camufla el lugar de anidación antes de regresar al océano. Las tortugas anidadoras pueden regresar al lugar de anidación varias veces y suelen anidar cada dos o tres años.

La temperatura tiene un impacto significativo en la proporción de sexos de las tortugas marinas. Las temperaturas más cálidas producen más hembras, mientras que las temperaturas más frías producen más machos. Los huevos eclosionan tras dos meses de incubación. Las crías se desplazan hacia el mar durante la noche aprovechando la brillante vista del cielo nocturno.
Lamentablemente, la contaminación lumínica que lleva a cabo el hombre construyendo paradores de playa o instalaciones hoteleras con salida al mar (o muy próximo a él), distraen a las crías, que perturbadas por las luces artificiales no logran encontrar el camino correcto que las lleva al océano, ya que lo más brillante deja de ser el agua, en ese contexto.
Todas las especies de tortugas marinas están listadas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Su estado de conservación varía de "vulnerable" a en "peligro crítico":
En “peligro crítico” se encuentran la Tortuga Laúd y la Bastarda, en “peligro” la Tortuga Verde y la Boba, y en el grupo de “vulnerable” la Tortuga Olivácea. Por otro lado la Tortuga Plana se encuentra entre las categorías en “peligro” y “vulnerable” aunque su población es pequeña y localizada, la falta de datos completos dificulta una clasificación más precisa.
Es crucial destacar que, si bien algunas poblaciones específicas de tortugas laúd o verdes pueden mostrar signos de recuperación en ciertas áreas gracias a los esfuerzos de conservación, la tendencia global para la mayoría de las especies sigue siendo de declive. La situación es particularmente grave para la tortuga laúd del Pacífico Oriental, cuya población ha disminuido drásticamente en las últimas décadas.
Un futuro frágil: riesgos y amenazas de las tortugas marinas
Las tortugas marinas enfrentan múltiples amenazas, como mencionamos al inicio de la nota, la mayoría de ellas son de origen antropogénico, que han diezmado sus poblaciones en las últimas décadas.
Sin dudas la pesca incidental (bycatch), es una de las mayores amenazas. Las tortugas quedan atrapadas accidentalmente en redes de arrastre, palangres y otros aparejos de pesca, lo que a menudo resulta en ahogamiento o lesiones fatales.

Por otro lado, la pérdida y degradación de hábitats es responsable que las playas de anidación resulten absolutamente invadidas por el desarrollo costero, la erosión y la iluminación artificial, que desorienta a las crías. Los hábitats de alimentación, como arrecifes de coral y praderas marinas, son destruidos por la contaminación, la sedimentación y el cambio climático.
La contaminación por plásticos es realmente grave, por ejemplo, las tortugas confunden bolsas de plástico con medusas y otros alimentos, lo que provoca bloqueos digestivos y la muerte, también los riesgos de intoxicación que no se persiben a simple vista como la ingesta de microplásticos, y otros desechos macroplásticos causan enredos y lesiones. La contaminación con químicos, tales como derrames de petróleo y contaminantes industriales envenenan a las tortugas y sus fuentes de alimento.

Y por supuesto, el cambio climático, como uno de los riesgos letales de los últimos años que se ve exacerbado, el aumento del nivel del mar inunda las playas de anidación, reduciendo las áreas disponibles para la puesta de huevos.
Por otro lado, aumento de la temperatura de la arena, que es lo que determina el sexo de las crías de tortuga (temperaturas más cálidas producen más hembras), lo que puede llevar a poblaciones desequilibradas y dificultades para la reproducción. La acidificación del océano como consecuencia del calentamiento global, afecta a los arrecifes de coral y a las conchas de los moluscos, impactando las cadenas alimentarias de las tortugas.
La caza furtiva y comercio ilegal que, a pesar de las prohibiciones internacionales, las tortugas marinas y sus huevos todavía son cazados para el consumo de carne, el uso de su caparazón (especialmente la tortuga carey) y la medicina tradicional en algunas regiones.
Las colisiones con embarcaciones, dado que el aumento del tráfico marítimo ha llevado a un incremento de estas situaciones, causando lesiones graves o la muerte.
La esperanza de un mañana: esfuerzos de conservación
La protección de hábitats es primordial, la creación de áreas marinas protegidas, gestión de playas de anidación y restauración de ecosistemas costeros. Esto debe ser acompañado de legislación y aplicación de la ley, con un fortalecimiento de las leyes contra la caza furtiva y el comercio ilegal, y aplicación de medidas para reducir la pesca incidental (por ejemplo, los Dispositivos Excluyentes de Tortugas - DETs en redes de arrastre).
Las tortugas marinas son especies protegidas por leyes nacionales e internacionales. En Argentina, por ejemplo, la Ley Nacional 26.600 aprueba la Convención Interamericana para la Protección y Conservación de las Tortugas Marinas.
Sensibilizar al público mediante la educación y concientización, sobre la importancia de las tortugas marinas y cómo pueden contribuir a su protección, desde reducir el consumo de plástico hasta apoyar la pesca sostenible. Además, dado que las tortugas marinas cruzan fronteras, la cooperación entre países es esencial para implementar estrategias de conservación efectivas.
El futuro de las tortugas marinas pende de un hilo. El “Día Mundial de las Tortugas Marinas” no es solo una celebración, sino una llamada a la responsabilidad compartida para garantizar que estas criaturas majestuosas sigan nadando en nuestros océanos por generaciones venideras. La acción inmediata y concertada es indispensable para revertir la tendencia actual y asegurar un mañana más seguro para estos incansables viajeros de los mares.