La confianza es buena para nuestro corazón
Nuevos hallazgos demuestran que las interacciones entre el corazón y el cerebro, así como su interrelación, son esenciales para nuestra salud y longevidad. Ambos órganos están tan estrechamente vinculados que sus efectos negativos pueden contribuir a la aparición de enfermedades.

El cerebro y el corazón están estrechamente conectados, especialmente en enfermedades graves.
El corazón y el cerebro trabajan en estrecha colaboración
Por ejemplo, enfermedades cardiovasculares como los accidentes cerebrovasculares pueden provocar coágulos sanguíneos, que se forman en el ventrículo izquierdo debido a la fibrilación auricular.
Sin embargo, estos coágulos pueden viajar por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, provocando un accidente cerebrovascular. Otras afecciones pueden afectar a ambos órganos, como la hipertensión arterial, la diabetes y los niveles elevados de lípidos en sangre.
Nuestro estado de ánimo también puede influir en la salud de nuestro corazón
Según investigadores alemanes, incluso factores más leves, como nuestro estado de ánimo y nuestra actitud ante la vida, afectan al corazón y al cerebro. Muchas emociones reprimidas, la ira y el enfado, así como los estados depresivos y la depresión, sobrecargan el cerebro y también favorecen las enfermedades cardíacas.
Por ejemplo, si sufrimos una insuficiencia cardíaca leve debido al estrés y la tensión excesivos, esto afecta a nuestro rendimiento cerebral, según nuevos hallazgos.

Esto significa que podemos tener más probabilidades de desarrollar demencia que las personas sin insuficiencia cardíaca.
- Afirma el Prof. Dr. Frank Erbguth.
Mantenemos nuestro corazón y cerebro en forma, especialmente cuando hacemos mucho ejercicio, bajamos el ritmo y cuestionamos nuestros pensamientos recurrentes.
Integra el ejercicio y la positividad en tu vida diaria.
Un ejercicio sencillo para ambos órganos es, por ejemplo, caminar al menos 10-20 minutos al aire libre y acumular tres experiencias positivas al día. Esto ayuda al cerebro a liberar el estrés diario, y el corazón también se regula a través de los aspectos positivos y el ejercicio.
"El eje cerebro-corazón es una red compleja y multidimensional que aún no se comprende del todo. Sin embargo, conocemos los factores de riesgo y podemos proteger ambos sistemas orgánicos con las mismas medidas".
"Fundamentalmente, se recomienda un estilo de vida saludable con mucho ejercicio y una dieta saludable para evitar la obesidad y enfermedades como la diabetes o la hipertensión. Lo que es bueno para el corazón también lo es para el cerebro”, explica el Prof. Dr. Hindricks.
Referencia de la noticia
Deutsches Herzstiftung. (2025). Was gut für das Herz ist, ist auch gut für das Hirn. Pressebereich. Services und Aktuelles.
Pazhenkotti, Aju P. (2024). Herz-Hirn-Interaktion: die Rolle von psychosozialen Risikofaktoren. Kardiologie und Gefäßmedizin. Universitätsspital Zürich.