Sopladores de hojas: ¿limpieza o contaminación? Estudios aclaran el impacto sobre el smog y el ruido

Ruido ensordecedor, nubes de polvo, emisiones de gases de efecto invernadero, residuos trasladados y acumulados en otro lugar. Veamos las desventajas de los sopladores de hojas. ¿Agravan la contaminación y en qué medida? Esto es lo que dice la ciencia.

Un limpiador de calles limpia un camino para bicicletas y peatones con un soplador de hojas. La persona que se encuentra cerca, incluso si detiene la respiración al pasar, está expuesta a niveles peligrosos de polvo que también contiene hongos, bacterias y virus.

Debido al calor extremo que se alterna con fuertes tormentas y viento, las hojas caen incluso en verano. El uso de sopladores para limpiar calles, aceras e incluso parques está muy extendido ya no sólo en otoño sino en todas las estaciones.

A pesar de su aparente conveniencia, causan muchos inconvenientes y abundan los comités de protesta corruptos. Recientemente, la ciudad de Greenwich, Connecticut, los prohibió y la policía tuvo que intervenir para hacer cumplir la prohibición.

Además de las hojas, levantan nubes de polvo, escombros e incluso desechos con impactos en la calidad del aire, el clima y el ruido urbano. Muchas veces se utilizan únicamente para trasladar las hojas, acumuladas en otro lugar y no recogidas y por tanto de nuevo a merced del viento. Además de los impactos ambientales, también existen dudas sobre su propia eficacia. ¿Existen alternativas y cuáles son?

¿Qué son los sopladores de hojas?

Los sopladores de hojas son herramientas motorizadas de jardinería y limpieza que generan un potente chorro de aire que se utiliza para limpiar superficies exteriores como carreteras, aceras y, de manera inadecuada, también terrenos y césped. También existe una versión reversible, capaz de aspirar y almacenar hojas y residuos en una bolsa de gran tamaño.

A la hora de elegir el modelo, si realmente quieres recurrir a este molesto aparato, existen alternativas más o menos impactantes. La versión eléctrica es silenciosa, pero tiene algunas limitaciones. El que está alimentado por la red eléctrica está conectado al cable eléctrico. Además de la restricción, también existen los factores de riesgo de electrocución si no se tiene el debido cuidado en su uso. También existen versiones eléctricas alimentadas por batería, pero suelen ser más pesadas y tener una autonomía limitada.

Los más comunes son los motores de combustión interna, a menudo de dos tiempos, de gasolina, casi sin filtros para el ruido y los gases de escape. A los efectos del viento sobre las superficies se suman el ruido, las emisiones de gases de efecto invernadero y los contaminantes.

El ruido

Uno de los aspectos más molestos es el ruido que puede superar los 100 decibeles, un rugido inconfundible, peor que el de una moto de carreras, sumado al silbido del viento que producen. Muchos condominios y normativas urbanísticas limitan su uso en horario nocturno y de descanso por esta misma razón.

Más detalladamente, un estudio científico ha demostrado que el ruido penetra fácilmente a través de las ventanas y puertas de vidrio de las casas, exponiendo a "un gran número de personas de la comunidad a niveles de ruido nocivos".

El zumbido de los motores de los ventiladores se suma al ruido de fondo que impregna nuestra vida diaria, y los investigadores de la salud advierten cada vez más que es algo más que una simple molestia. Puede contribuir al estrés, al insomnio e incluso a enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud.

Calidad del aire y clima

Las versiones con motores de combustión interna que utilizan combustibles fósiles generan gases de efecto invernadero. La cantidad emitida es en realidad insignificante en comparación con el total de emisiones que alteran el clima. Las emisiones de óxidos de nitrógeno y otros contaminantes del escape son más notorias, también debido al olor desagradable. Su influencia global en las ciudades es pequeña, pero si estás cerca se siente claramente.

El mayor problema es el polvo que se levanta. También aquí, no tanto en las concentraciones medias diarias o en las superaciones, sino que tienen un impacto significativo en quienes están cerca de quienes limpian con estas herramientas y en los operarios que las utilizan. Incluso si el operador deja de soplar mientras pasamos, la nube de polvo permanece suspendida y esto puede ser un problema, sobre todo para sujetos sensibles y alérgicos.

Según un estudio realizado en algunas ciudades de España, los sopladores de hojas utilizados para la limpieza viaria aumentan la concentración de polvo fino en el aire de la zona de uso en un promedio de 60-70 %, generando una “ola de polvo” que dura varios minutos. El estudio sugiere el uso de herramientas alternativas de menor impacto y la adopción de sensores de calidad del aire de bajo costo para un monitoreo ambiental más específico.

Las alternativas

Además de lo anterior, el movimiento de hojas también tiene impactos en la biodiversidad, los insectos y finalmente en la gestión de residuos. En la naturaleza, las hojas siguen su propio ciclo y proporcionan refugio a insectos, lombrices y pequeños animales beneficiosos. Eliminarlos de manera sistemática y agresiva, como suele ocurrir con los sopladores, altera este equilibrio.

Existen alternativas, aunque sean menos cómodas. Gestión naturalizada del verde urbano, especialmente del follaje de los parques: dejar las hojas en su lugar o compostarlas.

Luego, cuando sea necesario, practique la cosecha manual con rastrillos, palas y bolsas. Si realmente los necesitas, prefiere sopladores eléctricos combinados con energía de fuentes renovables, preferiblemente en la versión que aspira.

Referencias de la noticia:

  • Pollock C, Sparks G, Banks JL (2018) Lawn and Garden Equipment Sound: A Comparison of Gas and Battery Electric Equipment. J Environ Toxicol Stud 2(2): dx.doi.org/10.16966/2576-6430.118
  • Costa-Gómez, I., Bañón, D., Moreno-Grau, S. et al. Using a low-cost monitor to assess the impact of leaf blowers on particle pollution during street cleaning. Air Qual Atmos Health 13, 15–23 (2020). https://doi.org/10.1007/s11869-019-00768-8