Los 5 fertilizantes orgánicos que tus plantas agradecerán esta primavera
Esta temporada es ideal para dar un impulso natural a tus plantas. Descubre fertilizantes orgánicos fáciles de preparar en casa y haz que tu jardín florezca con fuerza.

La primavera marca un antes y un después para nuestras plantas. Tras el letargo invernal, comienzan a brotar nuevas hojas, flores y frutos, lo que significa también una mayor demanda de nutrientes. Si no reciben el alimento adecuado, es probable que su crecimiento se estanque o que se vean más débiles frente a plagas y enfermedades.
La buena noticia es que no necesitas gastar de más en fertilizantes comerciales. En tu propia cocina puedes encontrar soluciones efectivas y accesibles para mantener tu jardín lleno de vida. Aquí te presentamos cinco fertilizantes orgánicos caseros, fáciles de aplicar y adaptables a diferentes tipos de plantas, desde las de interior hasta frutales y hortalizas de exterior.
Restos de café y té usados
El café y el té no solo son energizantes para las personas, también lo son para las plantas. Sus restos aportan nitrógeno, un nutriente fundamental para el desarrollo de hojas y raíces. Puedes esparcir una pequeña cantidad directamente sobre la tierra o mezclarlos con el sustrato para mejorar su textura.

De esta manera, ayudas a que las raíces respiren mejor y aportas materia orgánica de liberación lenta. Lo ideal es aplicar estos restos cada 3–4 semanas en plantas de follaje verde como pileas, helechos, potus o incluso en hortalizas de hoja como lechugas y espinacas. Eso sí, la clave está en la moderación: una capa fina es suficiente, ya que el exceso puede compactar la tierra y dificultar la oxigenación. Usados con equilibrio, son una forma muy accesible y eficaz de mantener un follaje más verde y vigoroso.
Purín de ortiga
El purín de ortiga es uno de los fertilizantes más potentes dentro de la agricultura orgánica. Se prepara dejando fermentar hojas de ortiga en agua durante varios días, hasta obtener un líquido oscuro y con olor intenso. Este extracto natural es rico en nitrógeno, hierro y magnesio, nutrientes que impulsan el crecimiento vegetativo y refuerzan la resistencia de las plantas.

En primavera, es especialmente útil para dar un empujón a hortalizas como tomates, pimientos y zapallos, así como a frutales jóvenes. Eso sí, siempre debe aplicarse diluido en agua, normalmente en una proporción de 1 parte de purín por 10 de agua.
De esta manera se evita dañar tejidos sensibles y se asegura una absorción equilibrada. Puede usarse como riego o pulverización cada 15 días, logrando plantas más verdes, vigorosas y resistentes a plagas.
Ceniza de madera
La ceniza de madera, siempre que provenga de leña sin químicos, es un recurso rico en potasio y calcio. Estos minerales fortalecen tallos y raíces, además de mejorar la resistencia de las plantas a enfermedades. También resulta útil para corregir suelos demasiado ácidos, equilibrando el pH y creando un entorno más saludable para los cultivos.

Este fertilizante es especialmente beneficioso para frutales como manzanos y perales, así como para hortalizas de raíz como papas, betarragas y zanahorias. Basta con esparcir una capa fina sobre la superficie del suelo cada dos meses, evitando acumular demasiado para no alterar en exceso el pH. No se recomienda usar ceniza en plantas acidófilas como hortensias, camelias o azaleas, ya que podría perjudicar su desarrollo.
Cáscaras de plátano: infusión y fermento
Ricas en potasio y fósforo, las cáscaras de plátano son un refuerzo natural para la floración y fructificación. Una opción rápida es el té de plátano, hirviendo las cáscaras y usando el agua enfriada para regar, ideal cada 3–4 semanas, en rosales, geranios o frutales pequeños.

También puede prepararse un fermento, dejando las cáscaras en agua varios días. Es más concentrado y debe aplicarse siempre diluido. Favorece la vida microbiana del suelo y da un plus de energía a plantas adultas de exterior.
Compost casero y té de compost
El compost es considerado el rey de los fertilizantes orgánicos. Su riqueza en nutrientes lo convierte en un abono completo, ideal para casi cualquier tipo de planta. Al mejorar la estructura del suelo, permite que las raíces se desarrollen con más fuerza y que el agua se retenga de manera equilibrada. Una ventaja adicional es que puedes elaborarlo tú mismo a partir de residuos de cocina y jardín, como cáscaras de frutas, restos de verduras o podas finas.

Además del compost sólido, existe su versión líquida: el té de compost. Para prepararlo, basta con diluir una porción de compost en agua y dejarlo reposar uno o dos días.
Esta variante es especialmente útil para plantas en maceta, almácigos o especies de interior, ya que actúa como una inyección rápida de nutrientes fácilmente asimilables. Mientras el compost sólido puede aplicarse cada 2–3 meses, el té de compost es recomendable cada 15 días para mantener las plantas vigorosas.