Controvertido: Florida se convierte en el primer estado en prohibir la geoingeniería y modificación climática
El gobernador de Florida en Estados Unidos, Ron DeSantis, firmó una controvertida ley que penaliza con hasta cinco años de prisión y 100.000 dólares de multa cualquier intento de manipular el clima en su estado.

La decisión de Florida de convertirse en el primer estado estadounidense en prohibir explícitamente las actividades de modificación climática y geoingeniería marca un precedente sin igual en la política ambiental nacional. La medida, firmada el 20 de junio de 2025 por el gobernador Ron DeSantis, establece severas sanciones para quienes intenten alterar artificialmente las condiciones meteorológicas dentro del territorio estatal, tal como indica Tampa Bay Times.
El Proyecto de Ley del Senado 56 (SB 56) convierte en delito grave de tercer grado cualquier actividad destinada a afectar la temperatura, el clima o la intensidad de la luz solar en la atmósfera de Florida. Las penalizaciones incluyen multas de hasta 100,000 dólares y penas de prisión de hasta cinco años, marcando una de las posturas más restrictivas a nivel mundial respecto a las tecnologías de intervención climática. La ley también exige que todos los aeropuertos de propiedad pública reporten la presencia de aeronaves equipadas con tecnología de modificación climática o geoingeniería al Departamento de Transporte de Florida a partir del 1 de octubre de 2025.
La medida refleja una creciente polarización en torno a las tecnologías emergentes de geoingeniería, que van desde la inyección de aerosoles en la estratosfera hasta el blanqueamiento de nubes marinas. Mientras que algunos científicos consideran estas técnicas como herramientas potencialmente vitales para combatir el cambio climático, otros advierten sobre riesgos impredecibles y la falta de marcos regulatorios internacionales adecuados.
Entre la ciencia y la conspiración: los fundamentos de una decisión polémica
La génesis de esta legislación se remonta a la temporada de huracanes del otoño de 2024, cuando teorías conspirativas sobre la manipulación gubernamental del clima proliferaron en redes sociales tras eventos meteorológicos extremos. La senadora estatal Ileana Garcia, republicana de Miami, presentó el proyecto de ley en noviembre de 2024, argumentando la necesidad de proteger a los ciudadanos de posibles experimentos climáticos no autorizados. Sin embargo, la realidad científica detrás de la geoingeniería es considerablemente más compleja que las narrativas conspirativas que alimentaron el debate público.
BREAKING: Florida Senate passes legislation backed by Gov. Ron DeSantis, proposed by Sen. @IleanaGarciaUSA, prohibiting geoengineering and weather modification, 28-9
— Floridas Voice (@FLVoiceNews) April 3, 2025
The House must still approve the bill before it would go to the governor; DeSantis signaled support for the
Las técnicas de geoingeniería solar, también conocidas como manejo de radiación solar (SRM por sus siglas en inglés), buscan reflejar una pequeña fracción de la luz solar de regreso al espacio para enfriar el planeta. Los métodos más estudiados incluyen la inyección de aerosoles estratosféricos, el blanqueamiento de nubes marinas y el adelgazamiento de nubes cirrus. Investigadores de instituciones como Harvard, Columbia y la Royal Society han desarrollado marcos teóricos para estas tecnologías, aunque reconocen los riesgos significativos y la necesidad de gobernanza internacional.
El gobernador DeSantis justificó su decisión declarando que no permitirá "ideas estrafalarias" para inyectar sustancias en la atmósfera con el propósito de bloquear el sol y "salvar" del cambio climático. Esta postura contrasta marcadamente con la perspectiva de algún sector de la comunidad científica internacional, que considera la investigación en geoingeniería como una póliza de seguro necesaria ante la posibilidad de que las medidas tradicionales de mitigación climática resulten insuficientes.
Implicaciones globales y el futuro de la geoingeniería climática
La decisión de Florida establece un precedente preocupante para la comunidad científica internacional, que ha invertido décadas en el desarrollo de marcos teóricos y experimentales para la geoingeniería solar. Organizaciones como la Union of Concerned Scientists han advertido que, si bien estas tecnologías plantean riesgos serios, la investigación responsable es esencial para comprender tanto sus potenciales beneficios como sus peligros.

La legislación de Florida también plantea interrogantes sobre la jurisdicción y soberanía en temas de alcance atmosférico global. Las actividades de geoingeniería, por su naturaleza, trascienden fronteras nacionales y requieren coordinación internacional. Al prohibir unilateralmente estas tecnologías, Florida se posiciona en contra de iniciativas que podrían ser desarrolladas por otros estados o naciones, creando un mosaico regulatorio fragmentado que podría complicar futuras respuestas coordinadas al cambio climático.
Si otras jurisdicciones adoptan prohibiciones similares, la investigación en geoingeniería podría concentrarse en países con marcos regulatorios menos estrictos, potencialmente alejando el desarrollo de estas tecnologías de los centros de investigación más avanzados y éticamente rigurosos. Esta dinámica podría resultar en un desarrollo tecnológico menos transparente y responsable, exactamente lo opuesto a lo que la legislación pretende lograr.