Polémico: un zoológico pide donar mascotas para alimentar a sus predadores. ¿Ética animal o naturaleza animal?
Un zoológico en Dinamarca solicita donar mascotas para alimentar a sus depredadores, desatando debates sobre ética animal y la cadena alimenticia natural.

Supongamos que un zoológico te pide donar a tu mascota para que sea alimento de un león o un tigre. Suena impactante, ¿verdad? Eso es exactamente lo que está ocurriendo en el Zoológico de Aalborg, en Dinamarca, donde han solicitado a la población que done animales de compañía, como conejos, gallinas o incluso caballos pequeños, para alimentar a sus carnívoros en cautiverio.
La idea es imitar la "cadena alimenticia natural", asegurando que animales como linces, leones y tigres reciban una dieta lo más parecida posible a la que tendrían en la naturaleza. Pero esta propuesta ha desatado una tormenta de críticas y debates éticos que nos hacen preguntarnos: ¿dónde está el límite entre lo natural y lo moral?
Desde un punto de vista científico, la alimentación de carnívoros en zoológicos es un tema complejo. En la naturaleza, depredadores como los linces europeos cazan presas enteras, consumiendo carne, piel, huesos y órganos, lo que les proporciona nutrientes esenciales y estimula sus instintos naturales.
En cautiverio, replicar esta dieta no es sencillo, y los zoológicos buscan formas de garantizar el bienestar físico y mental de sus animales. Sin embargo, cuando se involucran animales domésticos, considerados por muchos como parte de la familia, la ciencia choca con las emociones humanas y los principios éticos.
¿Por qué el Zoológico hace esta solicitud?
El Zoológico de Aalborg, ubicado en el norte de Dinamarca, argumenta que su iniciativa busca replicar la dieta natural de sus carnívoros, como el león asiático, el tigre de Sumatra y el lince europeo. Según explican, alimentar a estos animales con presas enteras —incluyendo piel, huesos y órganos— no solo cubre sus necesidades nutricionales, sino que también estimula comportamientos naturales, como desgarrar y masticar, que son cruciales para su salud mental.

Pia Nielsen, subdirectora del zoológico, ha afirmado que esta práctica es común en Dinamarca y que los animales donados son sacrificados de manera "humanitaria" por personal capacitado, asegurando que no sufran.La solicitud no es para cualquier animal: se aceptan conejos, gallinas, cobayas y caballos pequeños, pero no perros ni gatos, aclarando así rumores que avivaron la controversia.
Curiosamente, los donantes de caballos pueden recibir deducciones fiscales, lo que añade un incentivo económico a la ecuación. Sin embargo, el zoológico enfatiza que esta práctica no es nueva; llevan años alimentando a sus carnívoros de esta manera, aunque la publicidad reciente en redes sociales la hizo visible y desató el debate.
Objeciones éticas y el debate sobre los zoológicos
La propuesta ha generado críticas de activistas por los derechos de los animales, quienes consideran que sacrificar mascotas, incluso si ya no pueden ser cuidadas, es inhumano y normaliza el sufrimiento animal. En muchos países, donde las mascotas suelen ser vistas como parte de la familia, la idea de donarlas para alimentar depredadores resulta especialmente chocante.

Organizaciones de bienestar animal argumentan que existen alternativas, como carne procesada o programas de reproducción controlada de animales no domésticos, que podrían cumplir el mismo propósito sin involucrar a mascotas.
Por otro lado, los defensores de la iniciativa, como el propio zoológico, sostienen que es una forma de evitar el desperdicio y respetar la naturaleza de los carnívoros. Este debate no es nuevo en Dinamarca: en 2014, el Zoológico de Copenhague sacrificó a una jirafa joven llamada Marius para evitar la endogamia, alimentando posteriormente a los carnívoros con su cuerpo, lo que provocó indignación mundial.

Estos casos reflejan una división filosófica: mientras algunos ven los zoológicos como santuarios de conservación, otros los consideran instituciones obsoletas que priorizan el espectáculo sobre el bienestar animal.
¿Están los zoológicos en decadencia?
La controversia del Zoológico de Aalborg pone en el centro el papel de los zoológicos en el siglo XXI. Estas instituciones, que surgieron hace siglos como exhibiciones de animales exóticos, han evolucionado hacia centros de conservación, investigación y educación. Sin embargo, su popularidad ha disminuido en algunos países debido a preocupaciones éticas y al acceso a documentales que muestran a los animales en su hábitat natural.

Según datos de la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios, los zoológicos acreditados albergan a más de 800.000 animales y reciben millones de visitantes al año, pero enfrentan críticas por mantener animales en cautiverio.En contraste, zoológicos como el de Aalborg argumentan que su trabajo es esencial para la conservación de especies en peligro, como el tigre de Sumatra, y que prácticas como la alimentación con presas enteras son parte de su compromiso con el bienestar animal.
Sin embargo, la percepción pública está cambiando, y muchos abogan por santuarios o reservas naturales como alternativas más éticas. La controversia danesa es un reflejo de este dilema: ¿hasta dónde debe llegar la ciencia para imitar la naturaleza, y cómo balanceamos eso con nuestras emociones hacia los animales?

El caso del Zoológico de Aalborg nos invita a reflexionar sobre la complejidad de la conservación animal y los límites éticos de imitar la naturaleza. Mientras la ciencia busca el bienestar de los carnívoros, las sensibilidades humanas chocan con estas prácticas, especialmente cuando involucran animales de compañía.
Este debate no tiene respuestas fáciles, pero nos recuerda que los zoológicos, lejos de estar en decadencia, están en un momento de transformación, buscando un equilibrio entre educación, conservación y respeto por todos los animales.
Nota del redactor:
El título de este artículo refiere al dilema ¿Ética animal o naturaleza animal?, conceptos distintos que a menudo entran en conflicto en debates como el del Zoológico de Aalborg.
La ética animal se refiere a los principios morales que guían cómo los humanos deben tratar a los animales.
La naturaleza animal se refiere al comportamiento, instintos y necesidades biológicas de los animales tal como se manifiestan en su entorno natural, sin intervención humana.