La NASA ya sabe cómo conseguir agua en Marte, pero hay un problema mortal que aún no puede resolver

La agencia espacial ya tiene la tecnología para obtener agua en Marte a partir del hielo en el suelo, el verdadero obstáculo no es encontrarla, sino sobrevivir al proceso.

Los depósitos de agua en el planeta rojo se tienen bien ubicados.

Durante décadas, Marte fue considerado un desierto planetario, sin embargo, misiones de la NASA confirmaron que bajo su superficie helada aún se esconde agua, atrapada en minerales o congelada en depósitos polares. La cuestión ya no es si existe, sino cómo aprovecharla para sostener una presencia humana.

La estrategia se llama ISRU, siglas de In Situ Resource Utilization, y consiste en usar los recursos del propio planeta para evitar depender de suministros terrestres. En otras palabras, producir agua, oxígeno y combustible sin esperar envíos desde la Tierra, una idea brillante, pero con una ejecución complicada.

Experimentos de laboratorio y concursos como el Moon to Mars Ice Challenge ya demostraron que es posible perforar el suelo marciano y extraer hielo. Algunos prototipos incluso derritieron hielo artificial en condiciones de vacío, simulando el ambiente de Marte, logrando producir pequeñas cantidades de agua líquida.

La NASA ha probado diferentes métodos como calentar el regolito para liberar vapor de agua, perforar depósitos de hielo sub-superficial o capturar humedad atmosférica. En cualquier caso, el objetivo es obtener agua suficiente para beber, producir oxígeno y fabricar combustible para el viaje de regreso.

El combustible ára regresar de un viaje a Marte, debe obtenerse allí mismo.

Pero convertir esos experimentos en operaciones seguras y sostenibles en Marte es otra historia. Cada intento requiere enormes cantidades de energía y enfrenta condiciones que ningún ingeniero ha enfrentado antes, como frío extremo, baja presión y un entorno cargado de radiación letal.

Un planeta lleno de agua invisible

Paradójicamente, Marte tiene más agua de la que aparenta, estimándose que hasta un 99 % del agua original del planeta podría seguir allí, atrapada en su corteza y minerales, según estudios de la NASA y la Universidad Estatal de Arizona, basados en datos de las misiones MAVEN y Hubble.

El problema es que esa agua no está disponible en estado líquido, sino congelada o químicamente ligada a minerales hidratados. Extraerla implica calentar grandes cantidades de suelo o perforar hasta varios metros bajo la superficie, todo en un ambiente donde las máquinas pueden congelarse o atascarse con facilidad.

Algunas zonas, especialmente cerca del ecuador, contienen depósitos más accesibles, pero los polos siguen siendo el mayor reservorio. El dilema es que esas regiones están sometidas a temperaturas extremas y largas noches, lo que dificulta mantener operativos los sistemas de extracción y almacenamiento.

Incluso si se lograra acceder a esos depósitos, la purificación es otro obstáculo. El agua marciana puede contener percloratos, sales tóxicas que podrían ser mortales para los humanos si no se eliminan completamente antes de su uso, por lo que el riesgo químico es tan alto como el tecnológico.

La extracción: un reto que roza lo imposible

La ingeniería ya domina los principios físicos para obtener agua del suelo marciano, pero el problema está en la práctica. En Marte, el polvo electrostático se adhiere a todo, los motores se congelan y las juntas mecánicas pueden fallar al primer cambio de temperatura.

Los equipos diseñados para perforar deben ser ligeros, resistentes a la radiación y capaces de operar en un vacío parcial donde los fluidos se evaporan instantáneamente, cualquier error podría inutilizar el sistema por completo y cada nuevo prototipo debe ser probado durante años antes de aprobarse para una misión real.

Será muy difícil encontrar agua en la superficie como aquí en la Tierra.

Además, los procesos de fusión o calentamiento del hielo consumen mucha energía. En Marte la energía proviene de paneles solares limitados o pequeños reactores nucleares aún en desarrollo y sin una fuente estable, el sistema podría quedarse sin potencia en pleno funcionamiento.

El desafío final es la seguridad para los astronautas que no podrán exponerse al ambiente marciano sin trajes presurizados, por lo que toda la operación deberá ser automática. Un fallo eléctrico, una grieta en un tubo o un atasco mecánico no sólo pondrían en riesgo el agua, sino la vida de toda la tripulación.

El dilema del agua marciana

En teoría, ya sabemos cómo conseguir agua en Marte, los modelos funcionan, los experimentos lo confirman y los datos del regolito lo respaldan, pero el verdadero desafío es lograrlo sin perder más de lo que se gana, energía, recursos y, sobre todo, seguridad humana.

La NASA continúa desarrollando sistemas que combinen extracción, purificación y almacenamiento en un solo módulo autónomo con la meta de que una misión robótica pueda producir agua antes de la llegada de los astronautas, asegurando su supervivencia desde el primer día en el planeta rojo.

Mientras tanto, los estudios de la sonda MAVEN y del rover Perseverance siguen actualizando los mapas de hielo marciano. Cada nuevo hallazgo acerca más el sueño de una colonia humana, pero también revela la fragilidad del ecosistema marciano y lo lejos que estamos de hacerlo habitable.

El agua, que aquí en la Tierra representa vida, en Marte puede significar lo contrario si no se maneja con precisión. Y aunque la NASA ya descubrió cómo obtenerla, aún no sabe cómo hacerlo sin que ese avance se convierta en un problema mortal.