CL1 es la primera computadora con neuronas humanas cultivadas en laboratorio, está a la venta y podría supera a la IA
El nacimiento de una nueva era la "biocomputación". Te contamos todo sobre CL1, la primera computadora con neuronas humanas reales, cultivadas en laboratorio, que ya se comercializa.

Científicos explican el nacimiento de una nueva era: la biocomputación. Esta disciplina emergente sorprendente y revoluciona la informática, y abre fronteras inexploradas para la medicina. Te contamos todo sobre el CL1, la primera computadora comercial con neuronas humanas.
Qué es la biocomputación y para qué sirve
La biocomputación representa una convergencia nunca antes alcanzada entre tecnología y biología, donde células vivas funcionan como procesadores y el ADN almacena datos como un disco duro microscópico. Esta disciplina emergente no solo promete revolucionar la informática, sino también abrir fronteras inexploradas en medicina, inteligencia artificial y sostenibilidad energética.
Esta innovadora área busca superar las limitaciones físicas y energéticas de la computación electrónica tradicional mediante la explotación de propiedades únicas de sistemas biológicos, como la ultra alta densidad de almacenamiento del ADN y la plasticidad adaptativa de las neuronas humanas.

Las computadoras biológicas se pueden utilizar para estudiar y reprogramar sistemas vivos, monitorear entornos y mejorar la terapéutica celular. Es absolutamente revolucionario como, neuronas humanas cultivadas en laboratorio, ahora están aprendiendo a jugar videojuegos y resolviendo problemas matemáticos complejos, y lo más impactante es que ya se comercializan.
Evolución histórica de la biocomputación
En 1994, Leonard Adleman, ejecutó la primera computación molecular resolviendo el problema del camino hamiltoniano con moléculas de ADN, estableciendo la factibilidad del paralelismo masivo a escala molecular.
Entre 2006 y 2013, se desarrollaron puertas lógicas enzimáticas y circuitos funcionales de ADN concatenados, avanzando hacia arquitecturas reconfigurables como DNA-based Programmable Gate Arrays (DPGAs).

Hace unos 12 años (marzo, 2013), Science publicó el trabajo de investigación de un equipo de bioingenieros de la Universidad de Stanford que llevó la informática más allá de la mecánica y la electrónica, adentrándose en el ámbito de la biología, y desarrollaron un transistor biológico hecho de material genético: ADN y ARN. El equipo lo llamó el "transcriptor".
La creación del transcriptor permite a los ingenieros realizar cálculos dentro de células vivas para registrar, por ejemplo, cuándo las células han sido expuestas a determinados estímulos externos o factores ambientales, o incluso activar y desactivar la reproducción celular según sea necesario.
Entre 2010 y 2023, se consolidaron los órganos-en-chip, por ejemplo, el pulmón-en-chip que simula ciclos respiratorios; también se desarrollaron dispositivos neuromórficos biológicos capaces de emular aspectos funcionales de la sinapsis.

En 2022, un experimento científico realizado por investigadores de la compañía australiana Cortical Labs, logró que células cerebrales humanas y de ratón vivas y conectadas entre sí, en un laboratorio y fuera de un cerebro completo, aprendieran a jugar un videojuego simple, como el "Pong".
En este experimento, conocido como DishBrain, les enseñaron a las células a responder a estímulos eléctricos que simulaban el juego. Con esto demostraron que es posible el aprendizaje de cultivos neuronales humanos en laboratorio, evidenciando comportamiento adaptativo en tejido vivo.
Este año (2025), la misma compañía australiana, lanzó el sorprendente CL1, la primera computadora comercial híbrida que combina 800 mil neuronas humanas cultivadas con chip de silicio. Esto marca el inicio de la comercialización de computadoras biológicas.
Qué es y cómo funciona el sorprendente CL1 que ¡ya comercializa!
Según detalla Cortical Labs, las neuronas reales son cultivadas en una solución rica en nutrientes, que les proporciona todo lo necesario para su salud. Crecen sobre un chip de silicio, que envía y recibe impulsos eléctricos hacia la estructura neuronal.
El mundo en el que existen las neuronas es creado por su Sistema Operativo de Inteligencia Biológica (biOS). Este gestiona un mundo simulado y envía información directamente a las neuronas sobre su entorno. A medida que las neuronas reaccionan, sus impulsos afectan a su mundo simulado.

Dan vida a estas neuronas y las integran en el biOS con una mezcla de silicio duro y tejido blando. Podés conectarte directamente a estas neuronas, implementar un código directamente en las neuronas reales y resolver los desafíos más complejos de la actualidad, eso es CL1.
Algo muy importante en CL1, es que son pruebas sin animales. Es la primera computadora biológica que permite a los laboratorios médicos y de investigación probar cómo las neuronas reales procesan la información, ofreciendo una alternativa éticamente superior a las pruebas con animales y al mismo tiempo brindando información y datos humanos más relevantes.

CL1, basado en inteligencia organoide (IO), usa menos recursos y superará a la inteligencia artificial (IA); es sostenible al extremo, está diseñado para mantener las neuronas vivas durante hasta 6 meses con su sistema de soporte vital interno, el CL1 necesita insumos mínimos y una fracción de la energía que usan otras tecnologías, lo que permite plazos de investigación más largos.
Estas neuronas de la CL1 se autoprograman, es infinitamente flexible y es el resultado de cuatro mil millones de años de evolución, explican desde Cortical Labs. Lo que los modelos digitales de IA intentan emular con enormes recursos, CL1 lo hace mucho más fácil.

Además CL1 es autónomo, todas las grabaciones, aplicaciones y soporte vital se encuentran en el dispositivo. No requiere computadora externa. Simplemente podés conectar cámaras, dispositivos USB y de otros puertos a la Cortical Cloud para usarlos en experimentos.
Se logra un aprendizaje mucho más profundo, podrás estudiar la función cerebral con una claridad sin precedentes a través de la computación biológica que captura la adaptabilidad y el aprendizaje neuronal en tiempo real, revelando los mecanismos de la enfermedad y los efectos compuestos sobre la cognición.
BTS at @CorticalLabs #MWC25 pic.twitter.com/m6iItkXBG7
— Hon (@dr1337) March 1, 2025
Se puede obtener una CL1 a través de la página oficial de Cortical Labs, su valor de comercialización por compra directa es de 35 mil dólares estadounidenses. También está disponible un modelo basado en la nube que Cortical Labs, "Wetware como servicio" (WaaS), lo que permite a los investigadores el acceso remoto por 300 dólares semanales, haciendo la tecnología más accesible para centros de investigación de menor tamaño.
Computadoras con neuronas humanas: desafíos tecnológicos y éticos
Los dispositivos “wetware” combinan cultivos de neuronas humanas derivadas de células madre con chips microelectrodos que permiten la estimulación y lectura eléctrica de redes neuronales. Las neuronas presentan plasticidad sináptica natural, lo que permite aprendizaje experimental en tiempo real.
El ejemplo destacado es el CL1, como explicamos, este usa un sistema operativo especial biOS para traducir código digital a estímulos eléctricos para las neuronas y viceversa, logrando capacidades de aprendizaje en cuestión de minutos (según el experimento DishBrain), operación energética eficiente, con consumos muy por debajo de supercomputadoras tradicionales.
Actualmente tiene algunos desafíos por sortear, como la viabilidad limitada de las neuronas cultivadas, que es de aproximadamente 6 meses, y también implicaciones éticas relacionadas con el bienestar del tejido neuronal.
El uso de neuronas humanas plantea preguntas sobre la existencia de experiencias subjetivas o sufrimiento, requiriendo regulaciones éticas rigurosas. La manipulación y almacenamiento de datos biológicos sensibles deben respetar marcos legales, como por ejemplo, el Reglamento General de Protección de Datos de la UE (RGPD), evitando usos indebidos o acceso no autorizado.
La complejidad y costo actual pueden crear desigualdades tecnológicas, haciendo necesaria la promoción de políticas de democratización y transferencia tecnológica. Y por supuesto el riesgo dual-use (investigación de doble uso), cuando la capacidad de sintetizar secuencias de ADN programables requiere el control para prevenir usos malévolos bioterroristas. El llamado "dual-use" ocurre cuando el desarrollo de un producto también puede implementarse para amenazar o dañar a las personas, los animales o el ambiente.
Aunque existen barreras técnicas y éticas por superar, la consolidación de esta línea de investigación promete transformar áreas como el almacenamiento de datos, la inteligencia artificial sostenible, el diseño de fármacos y la medicina personalizada. Los próximos años serán definitorios para la estandarización, regulación y democratización de la biocomputación, que seguramente redefinirá el rol de la biología en la computación del futuro.
Referencias de la noticia
Investicaciones de Cortical Labs (2025).
Thomas Hartung, Dr Lena Smirnova, et al. "Powering up the next generation of biocomputers with brain organoids". Front. Sci., 27 February 2023
"Biological transistor enables computing within living cells". Stanford University bioengineers. Marzo, 2013.