Los sedimentos "basura" procedentes de la minería en aguas profundas podrían alterar la cadena alimentaria
Investigadores de la Universidad de Hawái han revelado hasta qué punto los residuos de la minería en aguas profundas alteran las redes tróficas oceánicas, lo que afecta directamente a los animales más pequeños del océano y provoca un efecto dominó.

Los científicos han advertido que las columnas de partículas expulsadas por las operaciones mineras en las profundidades del Pacífico podrían alterar el delicado equilibrio del sistema alimentario oceánico.
Estos materiales se transportan a través de una tubería hasta un buque de recogida, donde se separan de los sedimentos. Estos residuos, compuestos de sedimentos, agua de mar y partículas de nódulos pulverizados, deben devolverse al océano.
Algunas empresas mineras han propuesto verter los residuos en la llamada "zona crepuscular". Esta zona del océano profundo, entre 200 y 1500 metros bajo el nivel del mar, alberga vastas comunidades de zooplancton, diminutos animales que constituyen la base de la alimentación marina.
Allí también habitan diminutos krill, peces, calamares, pulpos y especies gelatinosas como las medusas. Estas criaturas desempeñan un papel esencial en la salud del océano y la captura de carbono, transportándolo al ascender a la superficie cada noche y luego regresar a las profundidades.
Según los científicos, esto crea una cadena alimentaria estrechamente interconectada. Sin embargo, el 53 % del zooplancton y el 60 % del micronekton, que se alimenta de zooplancton, se verían afectados por los desechos de la minería submarina. Temen que los depredadores que se encuentran en niveles superiores de la cadena alimentaria también se vean afectados.
Demanda minera
Algunos países quieren explotar los recursos de las profundidades marinas para ayudar a satisfacer la demanda de metales necesarios para las baterías de los coches eléctricos y las tecnologías militares.
Otros países, científicos y líderes empresariales, incluidos representantes de la industria pesquera y de productos del mar, han pedido una moratoria sobre la minería submarina debido a sus probables daños ambientales y a sus operaciones de alto riesgo.
Hasta ahora , una zona del océano Pacífico conocida como la Zona Clarion-Clipperton (CCZ) ha sido el principal foco de atención de los mineros, con 1,5 millones de kilómetros cuadrados licenciados para la minería submarina.
Aunque todavía no se ha iniciado ninguna actividad minera comercial, en 2022 se realizó una prueba cuyos datos se utilizaron en el estudio. Aún no existen regulaciones para el vertido de residuos, pero será necesario desarrollarlas.
“Nuestra investigación sugiere que las plumas mineras no solo crean agua turbia, sino que cambian la calidad de lo que está disponible para comer, especialmente para los animales que no pueden nadar fácilmente para escapar”, explicó Jeffrey Drazen, coautor, profesor de oceanografía en la Escuela de Ciencias y Tecnología Oceánicas y de la Tierra (SOEST) de la UH Mānoa y ecólogo de aguas profundas.
“Es como echar calorías vacías en un sistema que ha estado funcionando con una dieta perfectamente ajustada durante cientos de años.”
Referencia de la noticia
Michael H. Dowd, et al Deep-sea mining discharge can disrupt midwater food webs. Nature Communications, 6 November 2025.