La metamorfosis silenciosa: animales y plantas se "transforman" para sobrevivir al calentamiento global

Los científicos documentan cambios morfológicos sin precedentes en especies de todo el planeta. Desde loros australianos con picos un 10 % más grandes hasta murciélagos con alas expandidas: la vida en la Tierra está mutando para enfrentar las nuevas condiciones climáticas.

Loros australianos
Algunos loros de Australia han experimentado un crecimiento del tamaño de sus picos de hasta un 10 % asociado a un aumento de la temperatura en el entorno que viven. Imagen: CC

El cambio climático no solo está alterando los patrones meteorológicos globales; está literalmente remodelando la vida en la Tierra. Una nueva generación de investigaciones revela que animales y plantas están experimentando transformaciones físicas aceleradas para adaptarse a las temperaturas crecientes, en un fenómeno que los científicos llaman "cambio de forma" o "shape-shifting".

Los científicos advierten que aunque muchas especies están mostrando una capacidad de adaptación sorprendente, el ritmo acelerado del cambio climático podría superar estos mecanismos naturales. La supervivencia de la biodiversidad dependerá tanto de la velocidad de estas adaptaciones como de nuestras acciones para estabilizar el clima en las próximas décadas.

Desde 1871, los loros australianos han aumentado el tamaño de sus picos entre un 4 % y 10 %, mientras que murciélagos y musarañas están desarrollando apéndices más largos para regular mejor su temperatura corporal. Estas adaptaciones seguirían la "Regla de Allen", un principio biológico que establece que los animales de sangre caliente en climas más cálidos desarrollan apéndices más grandes para disipar mejor el calor corporal.

Los investigadores de la Universidad Deakin, en Australia, han documentado más de 30 especies que muestran estos cambios morfológicos, desde aves norteamericanas hasta mamíferos europeos. Sin embargo, advierten que estas transformaciones no garantizan la supervivencia a largo plazo, especialmente si el ritmo del calentamiento supera la capacidad de adaptación biológica de las especies.

Migraciones desesperadas: cuando huir es la única opción

Las especies que no pueden cambiar físicamente están optando por una estrategia diferente: migrar hacia latitudes más frías o altitudes más elevadas. Los científicos han observado que las especies se están desplazando hacia los polos a un ritmo promedio de 11 metros por década en altitud y varios kilómetros hacia latitudes más frías. Esta "migración climática" está remodelando ecosistemas enteros y creando nuevos desafíos de conservación, como indica The Guardian.

En Europa, un estudio del CSIC reveló una problemática inesperada: la mayoría de las plantas forestales dependen de aves que migran hacia el sur en invierno, limitando su capacidad de dispersión hacia climas más fríos. Solo el 35% de las plantas son dispersadas por aves que migran hacia el norte, lo que obstaculiza su adaptación al calentamiento. Esta asimetría en la dispersión de semillas podría determinar qué especies vegetales sobrevivirán en los bosques del futuro y cuáles enfrentarán la extinción local.

Un ejemplo concreto: como la primavera está llegando antes a Europa, los pájaros llegan demasiado tarde para aprovechar la oruga de la polilla del roble, el alimento preferido de los polluelos en crecimiento.

Los corredores montañosos se han convertido en "autopistas de supervivencia" para muchas especies. Más del 30 % de las aves y especies de bosques de montaña muestran patrones de migración altitudinal, desplazándose estacionalmente entre diferentes elevaciones. Sin embargo, el cambio climático está alterando estos patrones migratorios ancestrales: las especies que requieren nieve profunda y temperaturas frías se ven forzadas a retroceder hacia elevaciones cada vez mayores, donde el espacio habitable se reduce progresivamente hasta desaparecer.

El reloj biológico desincronizado: cuando la naturaleza pierde el compás

Una de las adaptaciones más sutiles pero críticas está ocurriendo en los ritmos biológicos de las especies. Las plantas están floreciendo semanas antes que a mediados del siglo pasado, mientras que los insectos polinizadores mantienen sus ciclos tradicionales, creando un desfase temporal que amenaza la reproducción de ambos grupos. Este fenómeno, conocido como "desfase fenológico", está perturbando cadenas alimentarias completas.

Blanquemiento corales
Los corales marinos son de las epecies más sensibles. Un aumento en la temperatura del agua ayuda a un blanqueamiento de los glaciares, y en algunos casos su muerte o una fuerte merma. Imagen: CC

Las liebres árticas, que evolucionaron para cambiar su pelaje de marrón a blanco según las estaciones, ahora se encuentran con pelaje blanco sobre suelos sin nieve, convirtiéndose en blancos fáciles para depredadores. Los osos polares, obligados a caminar distancias cada vez mayores sobre hielo derretido, están reduciendo su tamaño corporal y masa muscular. En el otro extremo, especies como el salmón Chinook enfrentan temperaturas de agua que superan sus límites de tolerancia, llevando a mortandades masivas de huevos y crías.

Los científicos han identificado que las especies más pequeñas se adaptan más rápidamente que las grandes. Un estudio de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) demostró que las aves pequeñas están cambiando su morfología a ritmos significativamente más acelerados que las especies de mayor tamaño. Esta diferencia en las tasas de cambio podría crear nuevos desequilibrios ecológicos, donde algunas especies se adaptan exitosamente mientras otras, particularmente las de gran tamaño y ciclos de vida largos, quedan rezagadas en una carrera evolutiva contra el tiempo.

Referencia de la noticia:

M. Zimova,B.C. Weeks,D.E. Willard,S.T. Giery,V. Jirinec,R.C. Burner, & B.M. Winger, Body size predicts the rate of contemporary morphological change in birds, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 120 (20) e2206971120, https://doi.org/10.1073/pnas.2206971120