Las 5 ciudades de Europa que todavía no se han llenado de turistas y deberías visitar cuanto antes

Antes de que las masas las descubran y pierdan su carácter genuino, explora estas joyas europeas que aúnan historia, cultura y bellos paisajes sin aglomeraciones. Desde encantadores pueblos medievales hasta capitales discretas, te contamos por qué deberías visitarlas ahora.

Impresionante vista aérea de Breslavia, la "Venecia polaca".

En un continente especialmente atractivo para el turismo, donde destinos como París, Roma o Barcelona figuran habitualmente como imprescindibles en las listas de los viajeros, todavía quedan rincones que parecen inmunes a las masas.

En estas ciudades europeas con un encanto único, aún se puede pasear sin prisas, empaparse de tradiciones locales y disfrutar de una autenticidad cada vez más difícil de encontrar.

Así que, si quieres sumergirte en el auténtico espíritu de la vieja Europa, haz tus maletas cuanto antes, porque estas ciudades todavía conservan su esencia y te regalarán recuerdos inolvidables, lejos de la saturación de los destinos más icónicos.

Gante, Bélgica

A la sombra de la popular Brujas, Gante, en el noroeste de Bélgica, es una ciudad portuaria que se encuentra en la confluencia de los ríos Lys y Escalda.

La localidad es un tesoro medieval que sorprende a cada paso. Sus canales, castillos y fachadas góticas crean una atmósfera mágica sin la saturación de visitantes que vive la ciudad vecina.

Gante es apreciada por su arquitectura gótica, sus puertos y canales.

Muy recomendable recorrer los antiguos muelles de Graslei y el Korenlei, probar una cerveza local en una taberna centenaria o admirar el Políptico del Cordero Místico en la Catedral de San Bavón. Todo, sin largas filas ni empujones.

Ljubljana, Eslovenia

Pocas capitales europeas combinan tan bien el encanto bohemio con la tranquilidad como la bella Ljubljana, en Eslovenia.

Ljubljana es de las pocas capitales europeas que aún no están masificadas por el turismo.

Sus calles peatonales junto al río Ljubljanica, adornadas con terrazas y arte urbano, se prestan a largas caminatas. Además, su tamaño reducido facilita conocerla a fondo en pocos días.

El castillo que domina la ciudad fue levantado sobre los restos de los primeros asentamientos que hubo en la ciudad en el final de la Edad de Bronce y de Hierro.

Desde él (su acceso en funicular ahorra los sofocos de subir la colina donde se asienta) obtendrás unas vistas espectaculares de tejados rojos y montañas alpinas.

Girona, España

A solo una hora de Barcelona, Girona ofrece un casco histórico impresionante con murallas, callejuelas medievales y uno de los barrios judíos mejor conservados de Europa.

La ciudad catalana de Girona aún conserva su autenticidad.

A diferencia de la cosmopolita Ciudad Condal, Girona mantiene un ritmo pausado y un ambiente local que la capital catalana ya ha perdido.

Sus restaurantes, muchos galardonados, son otro motivo de peso para visitarla, sobre todo si se es un amante de la buena gastronomía. Si es tu caso, no olvides probar sus famosos “mar y montaña” o el suquet de rape y gamba. Deliciosos.

Wrocław, Polonia

Conocida como la "Venecia polaca" por sus numerosos puentes e islas, Wrocław (Breslavia en castellano) es un crisol de influencias germánicas y eslavas.

El casco histórico de Breslavia parece sacado de un cuento.

Ubicada en la región de la Nueva Silesia, esta ciudad perteneció a Alemania hasta 1945, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial. Su ubicación es estratégica por la cercanía al país germano y también a Austria y la República Checa.

Su Plaza del Mercado, una de las más grandes de Europa, está rodeada de casas de colores que parecen sacadas de un cuento.

Si planeas visitarla debes saber que la mejor época para hacerlo (a pesar del intenso frío) es en fechas próximas a las navidades, donde se convierte directamente en mágica.

Turín, Italia

Lejos del bullicio de Roma o Florencia, Turín, la gran desconocida de Italia, seduce con sus cafés históricos, elegantes galerías y su inconfundible aire piamontés.

Turín, la gran olvidada de Italia, es un destino ideal para viajeros que huyen de las aglomeraciones.

Está considerada la cuna del aperitivo, del vermut y del chocolate gianduja, por lo que vivir la experiencia gastronómica aquí es imprescindible.

Su rico pasado histórico ha dejado en la ciudad un importante legado cultural y arquitectónico (impresionante el barroco), que se disfruta a cada paso por su casco histórico.

Un buen momento para visitarlas

No podemos obviar que el auge del turismo low cost y la difusión constante en redes sociales también están acelerando el descubrimiento de estos maravillosos lugares.

Y aunque, tarde o temprano estos destinos terminarán recibiendo un flujo mucho mayor de visitantes, de momento, siguen siendo ideales para los viajeros que buscan alternativas menos saturadas.

Así que viajar hasta ellas ahora merece la pena, porque significa poder disfrutarlas con su ritmo genuino, interactuar con sus habitantes sin prisas y contemplar su patrimonio sin multitudes.