Cómo proteger tus macetas de la lluvia: consejos para evitar hongos y raíces podridas
Aunque el agua es esencial para las plantas, el exceso nos puede traer problemas y cuando llueve mucho, nuestros huertos y jardines en macetas pueden pasarla bastante mal.

Hay un dicho popular que dice “ni muy muy, ni tan tan”, y eso aplica perfecto para el agua en las plantas. Porque sí, la lluvia hace que se vean verdes y felices, pero si se pasan de mojadas, el problema viene después. Lo que parece vida y color puede estar escondiendo raíces ahogadas, hongos y más de un dolor de cabeza.
Aunque damos por hecho que la naturaleza se encarga del riego, el exceso de agua puede convertirse en el peor enemigo de nuestras plantas. Si alguna vez has notado que tus plantas empiezan a oler raro, que el sustrato parece un lodazal o que las hojas se ponen amarillas sin razón, probablemente el agua nos esté pasando factura.
Cuando las plantas en maceta reciben demasiada agua y esta no se filtra correctamente, las raíces se ahogan y el oxígeno se pierde. Las raíces necesitan aire, y si están encharcadas durante mucho tiempo, literalmente se asfixian, esto da pie a uno de los peores males en el mundo de la jardinería: la pudrición radicular.
Pero ese no es el único problema, la humedad constante en el sustrato tambien crea un ambiente perfecto para que se desarrollen los hongos, estos organismos aprovechan el exceso de agua y la baja ventilación para reproducirse rápidamente, y en poco tiempo, pueden atacar las raíces, el tallo e incluso las hojas, debilitando a la planta desde dentro.

La lluvia no es el enemigo, pero sí hay que tenerle respeto
La lluvia es maravillosa para las plantas, mucho mejor que el agua de la llave, porque no tiene cloro ni sales minerales que con el tiempo pueden afectar el sustrato. El problema no es la lluvia, sino el exceso sin control. Por eso, el truco está en aprender a manejar la cantidad de agua que reciben tus plantas y mantener el equilibrio.
Y no, no necesitas gastar en techos móviles ni estructuras profesionales y sofisticadas, con un poco de observación, algunos ajustes sencillos y un poco de sentido común, puedes tener macetas sanas durante toda la temporada de lluvias, esto se trata más de prevenir que de reaccionar tarde.
El primer paso, aunque suene básico, es revisar que el drenaje de tus macetas realmente funcione. A veces usamos macetas hermosas, dignas de una foto en Instagram, pero que no tienen agujeros o tienen orificios tan chiquitos que con una lluvia intensa no se dan abasto.¿El resultado? Fotos bonitas pero agua estancada.
Así que si puedes, haz más agujeros en la base de la maceta, pero si no es posible, por ejemplo en macetas cerámicas, puedes armar una doble maceta, una interna mas pequeña que tenga los orificios suficientemente grandes para drenar el agua y la decorativa que recoja el exceso de ella sin tocar las raíces.

Pequeños cambios, grandes resultados
Cuando la lluvia no da tregua por varios días, lo mejor que podemos hacer es mover las macetas a un espacio cubierto o semi protegido, puede ser un patio techado, un balcón o incluso bajo la mesa. Aunque claro, si tienes muchas y no puedes mover todas, prioriza las que están en floración, recién trasplantadas o las más pequeñas.
Un tip práctico, es inclinar un poco la maceta hacia un lado, así el agua que se acumula en la superficie tiene por dónde salir, también puedes usar platos o charolas bajo las macetas, siempre y cuando les pongas algunas piedritas que mantengan separada la base de la maceta del agua acumulada.
Hay gente que prefiere cubrir las macetas con bolsas plásticas o envolturas improvisadas. A la primera parece buena idea, pero si no hay suficiente ventilación, tengo que decirte que estás creando un microambiente perfecto para que se desarrollen los hongos, asi que mejor usa una malla sombra que deje el aire correr.
Ahora bien, no todos los sustratos son iguales, los que tienen mucha turba o composta muy fina, retienen mucha agua, lo mejor es hacer una mezcla más suelta y aireada, una buena opción es usar tierra negra con fibra de coco, perlita o vermiculita, esto permite que el exceso de agua fluya mejor y que las raíces tengan el respiro que necesiten.
Y una vez que deja de llover, no olvides checar cómo quedaron tus plantas. Si huele feo, ves moho blanco o manchas negras en el tallo, probablemente ya haya hongos. Ahí puedes aplicar canela en polvo, carbón activado o incluso fungicidas naturales como extracto de ajo o decocción de cola de caballo.
¿Quieres evitar que tus plantas sufran durante la lluvia? Solo necesitas un poco de atención, un sustrato que respire y drenaje que funcione, el resto es puro cuidado y sentido común. La lluvia no es mala, pero tampoco perdona a los jardineros que se duermen, y cuando el clima se pone loco, lo mejor es estar listos con estos sencillos trucos.