El árbol frutal ideal para tu jardín: da frutos muy dulces y florece varias veces al año
Frutos dulces, flores aromáticas y resistencia a las condiciones del jardín urbano. El guayabo es un frutal fácil de cuidar y más versátil de lo que muchos imaginan.

Hay árboles que parecen tenerlo todo: belleza, frutos, resistencia y ese algo especial que convierte al jardín en un espacio más vivo. El guayabo (Psidium guajava) es, sin duda, uno de ellos.
Aunque es originario de América tropical, ha demostrado una notable capacidad de adaptación a climas templados, por lo que no es raro verlo prosperar en patios y huertas del centro y norte de Chile. A diferencia de otros frutales más exigentes, el guayabo crece con facilidad y entrega frutos sabrosos con muy pocos cuidados.
Precisamente esa combinación de rusticidad, valor ornamental y generosidad lo convierte en una excelente opción para quienes buscan un árbol funcional, decorativo y fácil de mantener.
Florece más de una vez… si el clima lo permite
Una de las virtudes menos conocidas del guayabo es que puede florecer más de una vez al año, normalmente en primavera y hacia fines del verano. Cuando el clima acompaña, esta doble floración permite incluso obtener dos cosechas en una misma temporada.

Las flores blancas, con largos estambres, aparecen en los extremos de las ramas jóvenes. No solo son decorativas, también son altamente atractivas para abejas y otros polinizadores, lo que beneficia el ecosistema de tu jardín.
Frutos sabrosos y ricos en vitamina C
Las guayabas maduran hacia fines del verano, pero si hay una segunda floración, también pueden cosecharse en otoño o incluso en primavera.

Hay variedades de pulpa blanca, rosada o amarilla, todas intensamente perfumadas y ricas en vitamina C, fibra y antioxidantes. Su sabor es dulce con un toque ácido, perfecto para consumir fresco, en jugos, jaleas o como fruta deshidratada.
Un frutal rústico, perfecto para principiantes
Aunque su origen es tropical, el guayabo se ha adaptado con éxito a climas más frescos y puede resistir temperaturas de hasta -2 °C cuando está bien aclimatado. No exige suelos ricos ni cuidados intensivos, y es capaz de desarrollarse incluso en suelos pobres si se mejora el terreno con compost al momento de plantarlo. Prefiere sol pleno, un drenaje moderado y riegos regulares durante sus primeros años.

Con una buena poda, puede mantenerse bajo y compacto, lo que facilita su manejo y la cosecha en jardines pequeños. Comienza a producir frutos entre los dos y tres años después de plantado, y aunque no necesita fertilización frecuente, agradece un aporte de compost a fines del invierno para estimular su desarrollo.
¿Guayabo o feijoa?
Aunque muchas veces se confunde con el guayabo de Brasil (Acca sellowiana), conocido también como feijoa, el guayabo tropical (Psidium guajava) es una especie distinta, de frutos más dulces, hoja más ancha y floración más frecuente.
Ambos pertenecen a la familia de las mirtáceas y pueden cultivarse como frutales ornamentales, pero sus requerimientos y características varían.
¿Y se puede cultivar en maceta?
Sí, aunque no es lo más común, siempre y cuando se elija un recipiente grande, de al menos 40 litros, y se le proporcione buena exposición al sol. Es una excelente alternativa para quienes tienen terrazas soleadas, balcones amplios o patios interiores donde otras especies frutales no prosperan tan fácilmente.
El sustrato debe ser suelo suelto, rico en materia orgánica y con buen drenaje, idealmente mezclado con compost y perlita o arena gruesa. Durante los primeros años, requiere riegos regulares, pero una vez establecido se vuelve bastante tolerante a la sequía.
Para mantenerlo vigoroso, se recomienda realizar podas anuales a fines del invierno, controlar su altura y forma, y renovar parcialmente el sustrato cada dos o tres temporadas.